44. Es por tu bien, Alaska.

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Alaska

El sonido de una luz fallando sobre mí con punzadas al ritmo de mi dolor de cabeza, logran hacerme abrir los ojos y lo primero que siento, es el piso frío sobre mi mejilla, de hecho, sobre todo mi cuerpo, estoy tirada en el suelo.

Mis ojos divagan entre todo el lugar y solo encuentro una cama, una mesa y dos puertas, una tal vez con un baño, y la otra la salida. Todo en un frío color blanco, con una luz parpadeante, ni más ni menos.

Logro sentarme sosteniendo mi cabeza sin orientación ninguna, no recuerdo qué pasó y el por qué estoy aquí. ¿Me secuestraron? ¿Adam sabe dónde estoy? 

Adam.

Es la primera persona que se cruza en mi cabeza y miro hacia todos los rincones esperando ver algún indicio que me diga que no soy prisionera aquí.

Intento ponerme de pie esta vez pero siento... heridas, en mis costados y brazo izquierdo. Tengo tubos conectados que van más allá de mi alcance para saber qué me han puesto, pero duelen, mucho. Descarto la idea de arrancarlos, son algo gruesos y me harán sangrar, así que con cuidado me pongo de pie y respiro profundo para intentar calmarme. Frente a mí hay un espejo del tamaño de la pared, puedo verme.

— ¿Hola?—pregunto con voz ronca cuando distingo unos altavoces en el techo, pero no hay mucho qué decir.

— Hola, Alaska.

Reconozco esa voz, es la Forjadora principal. Miro en el espejo y me acerco para poder tocarlo, es de doble sentido, me ven a través de él. Pero...

— Estás en el laboratorio de Whittier—vuelve a hablar por los altavoces y esta vez el espejo libera una imagen.

Oh, Dios.

Son ellas tres con Adam.

Solo me miran sin ninguna expresión en su rostro, excepto Adam. Él parece estar asustado y confundido, solo mirándome a mí y a las Forjadoras.

— ¿Qué está pasando?—los miro nerviosa.

Pero es ahí cuando recuerdo todo lo que había pasado, la salida que hicimos al lugar para identificar al chico llamado Fred que estaba contagiando a todos de Euphoria, la extraña reacción que tuve frente a ellos y el infectado que nos interceptó en el túnel de regreso. Después ellas me durmieron a la fuerza y así es como terminé aquí, Adam las ayudó.

Sacudo mi cabeza y los miro de nuevo, pero esta vez con una expresión de disgusto en mi rostro, alejándome del espejo, me habían secuestrado y traicionado.

— Ya recordaste, me imagino—dice una de ellas.

— Necesitamos hacerte unas pruebas.

— ¿Por qué?—pregunto al borde del llanto, pero no, no iba a llorar frente a ellos ni una sola vez.

— Porque hay algo extraño en tu sangre, así que haremos pruebas para saber qué es lo que pasa contigo, Alaska—dice Úrsula, la Forjadora principal.

— ¿Por eso tengo tantos tubos en mi cuerpo?

— Así es, vamos decidiendo qué hacer con tu cuerpo desde aquí. Y en caso de que intentes hacer algo malo...—baja su mano a una mesa donde me imagino que están todos los controles y siento desde mi brazo izquierdo pasar una corriente eléctrica hasta mi columna vertebral que me hace caer con un alarido de dolor.

— Es por tu bien, Alaska—dice Adam con esfuerzo apretando sus puños, pero yo solo los miro aún más enojada y azoto mi puño contra el suelo.

— Mentiras, solo son mentiras.

Escuché el sonido de algo abrirse, así que me levanté como pude haciendo tronar algunos de mis huesos y mirando a mi alrededor, dándome cuenta que una puerta se abría frente a mí, y segundos después pude reconocer al infectado del túnel.

Tenía un collar y en cinco segundos, ya había sido soltado, como un vil perro.

— Atácalo, Alaska—dijo una de las Forjadoras, yo me encontraba dándoles la espalda.

— ¡¿Por qué rayos lo haría? Va a morir en horas!—respondí mirándolas un segundo y luego tratando de mantener distancia con el chico.

— No te va a infectar, necesita ser eliminado y tu cuerpo parece tener el instinto de hacerlo, así que reacciona.

No se escucha nada más y yo busco algo con qué defenderme pero no había nada, y el chico se acercaba de una forma violenta y rápida hacia mí, así que mi primer instinto de supervivencia como el de todos, fue esquivarlo, tocando la pared de donde él había salido.

Y ahí estaba, la cadena que lo sostenía, se arrastraba entre mis pies, así que con eso podría calmarlo.

Jalé con todas mis fuerzas para amarrarlo a una pata de la mesa, pero esta era muy liviana, así que cuando se lanzó de nuevo hacia mí, le estrellé la mesa en su cabeza, logrando que retrocediera un poco.

— ¡Por favor deténganse, no lo quiero matar!—grité entrando en pánico.

— Ya casi logras la reacción de anoche, continúa—hablaron intentando alentarme, pero esto no estaba bien.

El chico me derribó y se puso frente a mí, intentando darme golpes que detuve sosteniendo sus brazos, pero no por mucho tiempo. Los tubos en mis costados comenzaban a hundirse más, así que cuando no soporté mucho más el dolor, grité fuerte logrando aturdirlo y sacándolo de encima, la oportunidad perfecta para patearlo y crear más distancia entre nosotros.

Busqué el final de su cadena y cuando lo tomé de nuevo, ya sabía que no se iban a detener hasta que lo matara. Ya no me sentía completamente yo, así que tomé la cadena y lo fui arrastrando poco a poco hacia mí.

Estábamos frente al espejo, iban a disfrutar el espectáculo en primera fila si eso deseaban tanto.

Me subí a su espalda y comencé a enrollar toda la cadena a través de su cuello, mi fuerza debió de ser tanta que el chico no podía levantarse, lo tenía abajo de mí.

Una vez que terminé de enrollar toda la cadena, los miré a los ojos y apreté con todas mis fuerzas hasta que dejó de moverse y la sangre saliendo de sus ojos, nariz y boca, manchó el piso frente a nosotros.

— ¿Esto es lo que querían? Pues ahí lo tienen—susurré con enojo, respirando muy rápido, parecían verdaderamente sorprendidos.

Ninguno de nosotros hacía ningún movimiento, así que comencé a quitarle la cadena alrededor del cuello del chico, arrancándole el collar de perro que tenía y lo ajusté a mi mano, tenía sangre entre mis dedos.

— Y las siguientes, serán ustedes—hablé de nuevo de pie frente al espejo.

Lo último que vi, fue la mano de la Forjadora buscar con nervios y desesperación un botón y luego, todo estaba negro de nuevo.


4 capítulos para el final.



Había leído hace unas semanas algunos comentarios sobre lo sumisa que era Alaska y demás. Bueno, la hice de esta forma por algo y al final de cuentas, yo soy la que sabe el final y la continuación de la historia, ¿o esto parece una Alaska sumisa justo ahora? 

Esperen a ver la continuación y van a entender el por qué de las cosas que escribo.

Y sí, hay continuación, la voy a hacer en otro apartado, no se pongan locas jsjs

ALASKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora