|Capítulo IX: Tenemos Miedo de Estar Solos|

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Trato de huir y no pudo hacerlo de él. Cuando volvió a verlo sintió que nada era igual que antes, la sensación de que algo estaba mal persistía en su piel. Y eso lo tentaba aún más, inconscientemente amaba el peligro. Su peligro...

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Aún tenía las llaves de su departamento, habían hecho el acuerdo de vivir por separado y cada uno en su respectivo sitio para no incomodar a nadie con sus temas personales. Eijirou había decidido, por sí solo, que quería tener a Denki en su cama todos los días por la mañana, poseer su piel dispuesta a todos esos deseos que lo invadían cada vez que lo veía sin ropa bajo sus oscuras sábanas, con su cuerpo al descubierto de sus ojos rojos y esa pasión abismal que le pertenecía solamente a él; el pequeño lo tenía terriblemente hechizado aún sin realmente saberlo y, ¿qué le podía hacer? Era un idiota con él. Suspiró con pesadez, toco la puerta dejando caer sus manos con energía en el trozo de madera, quería darle una oportunidad antes de atacar con todo, porque sabía que él estaba ahí, podía oler su suave y deliciosa fragancia a través de la pequeña rendija.

-Denki, ábreme la puerta-lo llamó sutilmente, el Omega apretó el cojín que sostenía en su regazo, siempre era lo mismo incluso cuando solamente eran amigos, si Eijirou la cagaba venía con rosas y regalías en las manos y lo peor de todo es que él no podía negarse a él.

-Vete, mañana tengo una sesión de fotos y necesito estar relajado, no quiero estresarme con tus excusas baratas-el alfa apretó sus manos con dolor, esta vez no quería disculparse por ser un idiota, quería saber qué vio en él para aceptar una cita hace un año. ¿Por qué amar a un idiota si podía tener a miles de alfas prodigio? Quizás porque lo necesitaba.

-No lo sabía bebé, lo siento...-Kaminari explotó.

-¡Obviamente no lo sabías, porque cada palabra que te digo te entra por una oreja y te sale por la otra!-suspiró, tranquilizando su enojo. Apretó sus labios y fue hasta la puerta, tocó ligeramente la madera y habló con un deje de dolor-. Eijirou, sé que eres un deportista de categoría, yo lo sé más que nadie. Pero creo que lo mejor en este momento es quedar como amigos, los dos somos malos en el amor, forzar las cosas es lo peor y no quiero perder los hermosos recuerdos que tenemos juntos como pareja. Sólo vete, por favor.

Kirishima sintió que su corazón se apretaba en cada momento.

-¿Por qué decidiste salir conmigo hace un año?-Kaminari abrió los ojos con sorpresa, ¿a qué venía esa pregunta?-. ¿Por qué salir con un idiota descuidado que se preocupa más por su masculinidad que por su propio Omega?

Kaminari hizo una mueca al oír sus palabras. Negó sutilmente, abrió la puerta con lentitud, Kirishima no se lo esperaba. La magia que ellos tenían era inevitable, se llamaban con los cuerpos. Ambos se observaron por unos momentos con detención, esta vez Kirishima no traía las típicas flores y los litros de alcohol, tampoco venía con él esa fragancia que hacía dudar a Denki de sus fuerzas. Y aún así, decidió que lo mejor era ver su rostro para decirle lo que en verdad sentía por su persona.

-Porque la primera vez que te vi en primaria, estabas junto a Katsuki y para variar peleando, como siempre-Kirishima sonrió con el recuerdo aún fresco en sus memorias, en primera instancia él y Katsuki no se habían llevado bien, al pelirrojo le cargaba la actitud pedante del alfa rubio y se lo hizo saber de la forma más problemática posible, a golpes-, pero no fue eso lo que me motivó para abrir la boca y hablarte a pesar de ser un Omega inferior. Lo que realmente me impulsó fue tu fuerza de voluntad, la forma en que conseguías salir adelante con poco. Incluso domaste a Katsuki, la bestia sanguinaria, indomable y noble de primaria. Me enamoré de ti por tu fuerza y ese día, poco después de tu cumpleaños, acepté tu cita porque era lo que deseaba desde que nos graduamos de la preparatoria.

Nuestro Secreto |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora