Era tan extraño; lo tenía en completa y entera disposición entre sus brazos pero a la vez lo sentía tan lejano que no le hallaba lógica a su presentimiento.
ו••×
—Estoy en casa—Abrió la puerta con sus llaves y empujó el trozo de madera con hastío, estaba más cansado de lo común. Esa mañana la nieve se había acumulado demasiado gracias a la extraña nevada nocturna. Sus zapatos pesaban con la humedad y tenía la nariz más fría que de costumbre; y como siempre ocurría, su lado izquierdo sentía menos frío. Algo bastante común en su vida. Tomó una nota mental de no quedarse más tiempo del establecido en la oficina durante el invierno, después de todo aún tenía un cálido hogar al cual volver. Al menos eso se repetía cada vez que salía de su departamento para ir al despacho—. ¿Ochako? ¿Estás en casa?
Solía acostumbrar a recibir sus quejas por todo lo que hacía mal y casualmente esa mañana había un silencio casi pacífico; algo andaba mal. Se aventuró hasta la cocina tratando de buscarla y recordó a medio camino que ese día era víspera de navidad. Ella estaría con sus padres hasta año nuevo; no era invitado porque "sometía a su hija a un destino cruel de Omega incubadora", si no fuera por el dinero que juró darle una vez que diera a luz, seguramente estaría en una cárcel contando los días para salir. Se calmó dando un largo suspiro, al llegar a la cocina sorpresivamente se encontró con una mujer que reconocía más que nadie; la había visto tantas veces durante su infancia que en más de una ocasión la llamó madre por accidente.
—Está invadiendo propiedad privada. Lo sabe, ¿verdad?
—No creo que te moleste. Después de todo tampoco haces cosas legales. Pero no estoy aquí para evidenciar tu moral, me dijeron que eras investigador privado, ¿eso es verdad?
—Sí, le dijeron bien.
En ese momento la mujer se dio media vuelta en su lugar. Su apariencia no revelaba en lo absoluto su verdadera edad. Seguía conservando una piel impecable, apenas se podían notar unas líneas de expresión; nada profundas considerando su edad. Su cuerpo era escultural y bien tonificado, el hábito del deporte estaba bien arraigado a su rutina diaria. Si no la conociera y tuviera unos diez años más, sin duda Shoto la hubiera halagado por su apariencia perfecta. Como alfa reconocía un espécimen superior, su instinto animal la reconocía.
—Es un alivio—suspiró con tranquilidad—. Escuché de Enji que eres muy bueno investigando a las personas más difíciles de hallar.
La leve emoción al nombrar a su padre le preocupó.
—¿Conoces a mi padre? ¿De dónde? ¿Desde cuándo?
—Eso no es relevante para ti, he venido aquí para darte trabajo no para hablar de mis relaciones interpersonales—eso fue todo lo que Shoto pudo oír, ¿desde cuándo Mitsuki Bakugō era amante de su padre? ¿Tenía que ver con la huida de su madre? No lo entendía...—. De cualquier forma, ¿aceptarás mis peticiones?
No era de su agrado tenerla ahí por culpa de su padre, pero trabajo es trabajo, y tiene dos hijos en camino; no puede negarse a una oferta.
—¿Qué desea señora Bakugō?—la mujer sacó de su perfecto bolso una fotografía, Shoto reconoció al hombre en un instante.
—Quiero que averigües todo sobre Tomura Shigaraki. Me da igual lo que tengas que hacer para conseguirlo, quiero saber absolutamente todo sobre su asquerosa vida. Hasta la más mínima mierda que encuentres—por alguna razón quería declinar la oferta aunque sí lo hacía, conociendo a su padre, lo tendría todos los días en su departamento con tal de aceptar el trabajo de Mitsuki y lo menos que deseaba en ese momento era tenerlo cerca. Porque tendría conocimiento sobre sus pequeños y no deseaba eso, al menos quería guardar ese secreto hasta que fuera evidente—. ¿Aceptas pequeño Todoroki?
ESTÁS LEYENDO
Nuestro Secreto |Terminada|
FanfictionKatsuki Bakugō es un alfa solterón y amargado, a lo largo de sus veinticinco años nadie nunca lo ha visto con una chica o un chico, Incluso su madre ya perdió las esperanzas de convertirse en abuela. Después de la novena victoria consecutiva en su v...