|Capítulo XXI: Negocios De Placer|

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Las personas que lo molestaron cometieron un gran error, subestimaron su herejía. Él no sentía ningún ápice de vergüenza por su omega, y si debía demostrar que era suyo en público, lo haría sin dudar con tal de callar cada una de sus bocas.

ו••×

Todo era un desastre.

Aizawa no estaba muy contento con los dichos sobre su pupilo, las redes sociales usualmente siempre se llenaban con mucha basura sobre él y su actitud prepotente, ahora todo era muy diferente; hablaban más de la cuenta y la mayoría de los dichos no eran muy ventajosos para su carrera. Manchaban su reputación y con ella el poco respeto que había hacia sus fieles seguidores; debían hacer algo con el pequeño detalle que se estaba fortaleciendo con el transcurrir del tiempo... Su prohibido omega. Podían desmentir la relación con hechos falsos y unos cuantos sobornos a paparazzis o fácilmente la podían confirmar con algo grande y que diera bastante de hablar para darle una pantalla publicitaria más amplia de la actual al luchador profesional. Shouta tenía una idea de cómo hacerlo, sin embargo, la idea era un poco arriesgada. Unos días antes de la gran pelea en Las Vegas con Touya, Aizawa recibió una petición de una campaña publicitaria procedente de Paco Rabanne. La idea era que Katsuki junto a su pareja actual, en este caso Izuku, fueran la nueva imagen de Invictus y Olimpea; reconocidos perfumes de la marca. La idea era arriesgada, quizá demasiado para ambos. Igualmente no se podía negar que ese era el estilo de Katsuki. Un luchador profesional prepotente e invicto en cada una de sus peleas.

Sí, definitivamente debían hacerlo.

Le envío un mensaje privado a su pupilo para notificarle sobre la oferta y para coordinar una reunión personal con Mina, con el objetivo de afinar detalles técnicos y económicos; tenía que esperar con paciencia la llegada de la abogada en su despacho, lo cual era muy fácil. Cerró la laptop que cegaba lentamente sus ojos negros y se sacó sus anteojos de descanso, se apretó sutilmente el puente de su nariz y se arregló unos cuantos cabellos enmarañados que le estorbaban en la cara. Fue hasta el cajón de su escritorio y se echó lágrimas falsas para lubricar sus ojos secos; odiaba el ardor que le provocaba usar la laptop, aunque era su principal herramienta de trabajo. Se paró de su silla con hastío y se acercó a la ventana principal de la habitación, una fotografía sacada hace poco más de veinte años descansaba ahí, en un pequeño marco de madera fina y oscura.

Masaru Bakugō se veía imponente y poderoso en la fotografía, él lucía como una pantera salvaje lista para dar la primera embestida de peligro con sus garras. Igual que él, cada golpe que propinaba era un camino fatal para su contrincante. A veces Aizawa le costaba memorizar su figura, sin embargo, solamente le tomaba unos segundos recordar perfectamente cómo era su ídolo. Porque Katsuki era cruelmente similar a él; lo único que el rubio no poseía de su padre era el genio; su actitud agresiva y sanguinaria la había heredado de su madre. En todo lo demás era terriblemente similar. Su estilo de pelea salvaje y sin descanso; sus ojos expresivos y carentes de duda a la hora de enfrentar a su contendiente, y por sobre todo lo demás, estaba ese espíritu indomable que a ambos lo había orillado a luchar sin descanso por aquello que deseaban y creían correcto.

Como verdaderos gladiadores...

A veces Aizawa veía el progreso físico de su pupilo y dudaba con grandeza de su humanidad; un chico de quince años no podía manejar una lanza que nunca había tocado de esa manera, un hombre de veinte años no podía manejar de esa forma una espada y un escudo con solo una clase de entrenamiento; absolutamente todo en Katsuki era mágico y curioso a la vez. A veces creía que Masaru sabía algo, porque el día en que cumplió cinco años y Aizawa vio sus habilidades, él le pidió explícitamente que cuidará de Katsuki con las siguientes palabras. "He tenido la enorme suerte de tener como hijo un alma exótica, sin embargo, estas almas solamente están ligadas a las tragedias. Shouta por lo que más quieras, no le digas a Mitsuki y a nadie más sobre esto, pero Katsuki debe ser un luchador de categoría. Es la única forma de que su energía espiritual antigua se canalice con la actual que posee". Nunca entendió sus comentarios, hasta ahora que veía como luchaba su pupilo en frente de su Omega. Aunque era escéptico con ese tipo de temas, debía aceptar que las almas viejas y las reencarnaciones eran una realidad muy recurrente en el mundo.

Nuestro Secreto |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora