|Capítulo XI: Comportamiento Imprudente|

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Su adorable cuerpo de hombre, cada curva delineada con sus ojos rojos y cada sentimiento que fluía con enormidad en su intimidad lo hacía sentirse un animal sediento de placer, quería hacerlo suyo y corromper lentamente su inocente vergüenza... Aquella que lo hacía caer aún más.

ו••×

—¡¿Dónde está el muy idiota!? Lo mataré con mis propias manos, haré pedazos su cara de niño rico—Mina entró al hotel termal hecha una furia, Shoto la observaba con una cara neutral mientras registraba a ambos en una habitación compartida; en el fondo esperaba que ella siguiera manteniendo esa abrasadora energía... Quizás la haría gastarla más tarde, después de todo aún tenía unas enorme ganas de hacerla enojar.

Fue tanto lo que Mina insistió, amenazando con demandar a medio mundo, que la encargada de la inscripciones le dio la ubicación exacta de Katsuki y Izuku. La abogada no esperó a Shoto y fue tras el chico rubio; en un principio supuestamente Aizawa la llevaría a Chiba, no fue así. Se sorprendió cuando salió de su trabajo y un automóvil negro la estaba esperando para ir a un helipuerto. Todo bajo la excusa de viajar más rápido a la prefectura, debió darse cuenta que era el hijo de su ex jefe, y es que estaba más preocupada de los papeles y el plan de Katsuki, vaya error de un novato. Abrió el fusuma con fuerza y ahí encontró al luchador, coqueteando y abrazando a un chico de cabellos verdes, asumió que era Izuku Midoriya por la descripción física. Se hubiera presentado, esta ocasión le ganó más su ímpetu devastador.

—Aquí estás pequeña mierda—se acercó de forma amenazante hasta él, como si pudiera expulsar ácido de sus palabras—. Lo sabías, ¿verdad rubia oxigenada?

Izuku se sobresaltó por el tono agresivo de la chica, Katsuki, en cambio, tenía una sonrisa dibujaba en su rostro. Ni se inmutó al verla tan cerca.

—Oh, mapache rosado, disfrutaste volverlo a ver, el bastardo insistió en traerte—Mina ahora quería asesinar a Shoto, ¿por qué seguir insistiendo después de una ruptura tan dramáticamente estúpida hace dos años? Pensó que solamente un idiota masoquista como él lo haría tan difícil. La abogada se calmó respiró y contó hasta diez; observó a Midoriya y luego a Katsuki, el alfa lo entendió inmediatamente—. Él es Izuku, el hijo de Hisashi.

—Es un gusto conocerte Izuku Midoriya, mi nombre es Mina Ashido—le tendió la mano con energía y le sonrió con alegría e Izuku le devolvió el gesto con la misma ganas.

—Hay un ligero cambio de planes, él quiere ser parte de todo—la Omega de cabellos rizados sonrió ampliamente al escuchar las palabras de Katsuki. Después de saber sobre Tomura y Yuichiro, todo se había vuelto muy personal. Ella tomó su maletín y observó con determinación a Izuku.

—Muy bien, esto hace las cosas aún más fáciles para todos. Necesitaré algo muy importante de ti Midoriya, ¿puedo confiar en que harás exactamente todo lo que yo te diga?—Izuku observó a Mina y a Katsuki, percibía un extraño poder al estar a su lado; sentía que podía hacer todo lo que se proponía.

Asintió y las tres sonrisas marcadas en sus rostros marcaron el ambiente, era hora de trazar el plan.

(...)

Salió de la habitación con una tarjeta de acceso a una bañera privada en las manos y fue hasta la recepción del hotel termal; todos los clientes en el lugar sonreían y parecían tan relajados en sus kimonos blancos que era contagioso. Lamentablemente Izuku no se sentía de esa manera, tan feliz. Después de hablar y trazar el plan con detalle sentía que iba a explotar por toda la información que había recibido de golpe, todo era tan confuso y peligroso que podía enloquecer. Katsuki le había prometido protección por encima de todo y eso lo tranquilizaba. «Mi protector. Mi caballero...»pensó con una sonrisa dibujaba en su rostro, sus mejillas y orejas se pintaron de rojo; ese hombre lo iba a volver loco y realmente no se lo estaba proponiendo.

Nuestro Secreto |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora