Y ahí, frente al doctor que le dio la terrible noticia, se dio cuenta de lo frágil que era ante un sentimiento. Podía luchar contra los más grandes luchadores, usar sus manos hasta el cansancio y dejar que la sangre le cayera a gotas por las mismas, pero no era capaz de soportar las palabras “Lo sentimos, fue imposible salvar al bebé”... Era un alfa débil.
ו••×
La primera sensación que embargó su cuerpo después de las palabras del doctor fue el miedo, uno tan profundo y arraigado a su pecho que Shoto tuvo que sostenerlo en sus brazos para que no cayera de golpe al suelo y se hiciera daño, más del que habitaba en su ser. Sin embargo, ¿qué importaba su cuerpo si Izuku estuvo a punto de morir por un descuido propio? Y aún más importante, ¿qué importaba su bienestar mental si uno de sus bebés había fallecido por culpa de Shindou? Las preguntas sólo fueron un desencadenante más profundo, luego vino la ira, tan arrolladora y violenta que lo hizo levantar los nudillos y dejar sangrando la nariz del profesional encargado de Izuku, la misma ira que lo hizo gritar hasta que la garganta le raspo y sus ojos lloraron fuego. Porque así lo sentía, lágrimas tan calientes como el fuego cayendo por sus mejillas.
Quemando todo a su paso.
Y es que era increíble, ningún alfa era capaz de soportar sus feromonas, su enojo, su irracional y colosal fuerza. No había nadie, excepto Todoroki, que estaba sosteniéndolo mientras no sabía qué hacer con la situación frente a sus ojos; su mejor amigo, el alfa más fuerte que había conocido en su vida, estaba roto y no había límites para su dolor. El mayor temor que dominaba su corazón era: cómo hacerlo guardar silencio, como aplacar la ira que viajaba por cada centímetro de su cuerpo, cómo no hacerlo caer más hondo en su angustia sin aparente fin. Entonces recordó cuando él mismo había llegado a ese punto sin retorno. Hace años Katsuki había llegado sin permiso a su departamento, cuando el alcohol había sido su segunda opción después del abrupto rompimiento con Mina, fue el único de sus amigos que tiró la puerta abajo, lo levantó del sucio suelo y le propinó un golpe tan fuerte en la cara que hizo retumbar su cerebro, de hecho aún recuerda las palabras que vinieron después del colosal golpe: “No te rindas contigo mismo, pedazo de mierda”.
En ese momento esas palabras habían marcado un antes y un después en su dolor, y nunca se detuvo en decirle las cosas. Poco después de gritarle lo ayudó a sostenerse en sus inestables pies, lo arrojó a la ducha de agua fría y lo ayudó a bañarse, a entrar en razón cuando no había ningún atisbo de la misma en su dolorida conciencia. Esa extraña noche de septiembre recordó lo que alguna vez Fuyumi le dijo en su adolescencia, “Los verdaderos amigos son aquellos que te miran a los ojos y te dicen lo malo que hay en ti, no por molestarte, sino porque realmente se preocupan por tu bienestar”. En ese momento, al verlo luchar contra sus adicciones, consideró a Katsuki como su verdadero amigo. Y como pago se propuso ayudarlo en lo que fuera, porque de no haber llegado esa noche a tiempo; hubiera sido capaz de deslizar verticalmente la cuchilla por su antebrazo.
Shoto habría acabado con el dolor y su vida, con absolutamente todo.
Y con las palabras que él mismo dijo en su cabeza, lo levantó, sostuvo con acérrimo su chaqueta y alzó su puño derecho para despertarlo del trance que acechaba su corazón. Fue eficaz porque el golpe en la mejilla izquierda de Katsuki formó un silencio casi excepcional en el pasillo del hospital, los temerosos guardias no hicieron nada más que calmar a la multitud curiosa de los alrededores, los doctores siguieron su camino establecido y los demás volvieron a respirar. Los gritos y maldiciones provenientes del alfa rubio se detuvieron, y las feromonas asesinas dejaron de flotar en las cercanías. El impulso de seguir luchando se detuvo...
—¡¡¡Acaba con esto ahora mismo y no te rindas contigo mismo!!!—fue una sola frase la que retuvo al alfa de devolver el golpe—. ¡Él te necesita estable, debes estar bien para tu Omega y tu bebé!
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Nuestro Secreto |Terminada|
FanfictionKatsuki Bakugō es un alfa solterón y amargado, a lo largo de sus veinticinco años nadie nunca lo ha visto con una chica o un chico, Incluso su madre ya perdió las esperanzas de convertirse en abuela. Después de la novena victoria consecutiva en su v...