El desconsuelo, la frustración y la decepción eran sentimientos que se podían percibir en el aire. Ese mal sabor de boca que había dejado la huida de Amanda no dejaba de repercutir en Kayden, sintiéndose devastado por ese hecho que, de alguna forma, se esperó. Desde hacía algunas semanas la veía reacia al hecho de casarse, cuando apenas unos pocos meses antes había tenido una emoción indudable por ese gran suceso que les cambiaría la vida a ambos. ¿Sería posible que no hubiera cumplido bien su rol como novio y que, a consecuencia de eso, Amanda hubiera preferido a su primo? Le sorprendió que hubiera tomado tal decisión el cuatro ojos, pero de alguna forma era comprensible: si Jodie lo había estado influenciando, era predecible que cayera ante su lengua persuasiva y esa seguridad con la que hacía las cosas. Sólo hubiera deseado que de esa manera en la que Amanda abandonó la iglesia, hubiera ido tras ella también su amor. Quizás no dolería tanto el recordarlo.
Su hermana se sentó a su lado y lo rodeó con el brazo, recostándose sobre su hombro; le apenaba verlo de esa forma, en especial porque entendía que se hubiera enamorado de ella aunque el inicio de la relación no hubiera sido tan bueno como lo sería una relación normal de noviazgo.
En el pasillo en el que se encontraban, nuevamente el temor y la incertidumbre recubrían las paredes y provocaban que aquel silencio, de por sí tétrico, aumentara como una gangrena. Estaban preocupados por Elizabeth, eso era un hecho; no obstante, ese sentir entre mezclado con lo vivido en la iglesia, dejaba a más de uno inquieto.
En determinado momento, Ginger se llevó a sus primas a la cafetería, seguidas por Mary y Leonor. Allan regresó a la casa con su hija, preparándose en caso de que tuviera que efectuar algún relevo ahora que las reservas se veían limitadas a causa de la fuga de Matt. Por dicho motivo, en cuanto quedaron a solas William, Kayden, Rita y su esposo, comenzaron a hablar ajenos a la posibilidad de que tanto Isaac como Timmy, a unos pasos de ellos, pudieran oírlos. De cualquier forma, era algo que los tenía sin cuidado.
—Fue esa mocosa… —pensó en voz alta Kayden. Rita, cruzada de brazos frente a él entornó los ojos—. Ella me llamó diciendo que estuvo tras la decisión de Matt. ¿Qué clase de persona hace algo como eso? Convencer a Matt para que se robara a Amanda y con eso afectarnos a los tres… no quería creer que tenía tan pocos escrúpulos.
—No tiene ninguno, corazón —habló Rita soltando un suspiro molesto—. Para empeorarlo, Matt se prestó para tal escándalo.
—Te dije que esa mujer no te convenía —opinó William, simulando una lamentación que, realmente, sentía por el hecho de no haber podido aliar ambas familias. Al menos no por su parte, aunque dudaba que esos dos enamorados regresaran algún día.
—Sí, gracias por recordármelo, papá —se quejó molesto Kayden. Suspiró, negó con la cabeza y despeinó un poco su cabello—. No entiendo como Jodie regresó así, sin más. Creí que se había ido.
—Probablemente lo hizo para joderte la boda y se largó una vez más. Nadie la vio rondando los alrededores ni se comunicó con nadie más —replicó Patrick sentado a su lado.
—Vino a culminar con su “trabajo” nefasto de arruinar a la familia —resopló Rita con desdén.
Isaac, por su parte, al ver que su pequeño primo esbozaba una amplia sonrisa y caminaba unos pasos hacia ellos para averiguar más sobre Jodie, le colocó una mano sobre el hombro y lo detuvo. Al verlo una vez más, Timmy se topó con el calmoso rostro de su primo negando con la cabeza, impidiendo de esa forma que inquiriera cualquier cosa. No quería que, luego de lo sucedido con la abuela, también se desahogaran con él.
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Espuria Al Mando
Action-Ningún villano tiene un final feliz. -Yo podría ser la excepción -aseguré sonriente.