Capítulo 16 (Parte 1): "Podría ser tu amigo si te hace falta uno"

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Llegó tarde ese día puesto que se había dormido. Era habitual que lo hiciera, en especial porque jamás quería ir. Aunque tuviera la capacidad suficiente para aprender con facilidad, prefería usar esa habilidad de aprendizaje rápido para su propio beneficio y no preocuparse tanto por la escuela, amén de que no era buena en todas las asignaturas. No obstante, debía estudiar para demostrarle a la familia que no era tan inculta como ellos creían.

Ese día aparentaba ser igual de normal que los demás que le siguieron hasta ese momento. Al sonar la campana, cada uno tomó sus respectivas cosas y salió para poder efectuar el cambio de docentes. Era el receso más largo, de unos diez minutos aproximadamente; por ende, todos aprovecharon para efectuar las actividades que más podían, disfrutando de ese merecido descanso tras una larga jornada de estudio. Y Jodie no era la excepción: tras asistir a la tienda del instituto, se alejó por el pasillo bebiendo una soda y comiendo una barra de cereales recubierta de caramelo. Mientras disfrutaba de su tentempié, oyó la voz de Emily acercarse por el lugar, corriendo como siempre.

—¡Jodie! —exclamó. Llegó tras dar algunos tropezones y de no ser porque la turca se detuvo, probablemente la hubiera embestido. Pero no, Jodie frenó y por frente a ella pasó Emily, que se dio de lleno con la hilera de casilleros ubicados contra las paredes, soltando un quejido tras el golpe. Negó con la cabeza y volvió a verla sonriendo—. ¡Hola! Casi te pierdo. ¿Qué haces?

—Como —replicó tras un sorbo a su bebida. Era curioso que en esos días Emily se hubiera apegado tanto a ella teniendo en cuenta cómo la turca la trataba. No obstante, no negó que le era interesante pasear con ella durante los recesos y conformar grupos de estudio durante las clases. Siguió caminando y a su lado se apresuró Emily para acompañarla—. ¿No tienes a alguien más para molestar?

—No creo que alguien más me tolere.

—No me consigo explicar por qué —opinó sarcástica.

—¿Te has enterado? —dijo Emily—. Finalmente programaron un partido de fútbol en la escuela. El equipo de la secundaria participará. ¿Vendrás?

—No lo creo, estoy ocupada —mintió—, ¿y tú?

—Estoy esperando a que Max me invite —expresó tras dar un suspiro—. Pero aún no ha dado el primer paso… ¿crees que sea porque hay algo malo en mí? —preguntó tras abrir los ojos sorprendida, viendo a su compañera de manera neurótica.

—No lo creo. Parece ser un buen chico. No creo que discrimine a personas con algún tipo de manía o tendencia psicópata —bromeó sin reírse.

Emily esperó uno minutos hasta que finalmente pareció entender el chiste y se rió a carcajadas llamando la atención de las personas que pasaban por el pasillo. Se terminó limpiando las lágrimas y volvió a verla.

—Oh, eso fue bueno… espera, ¿por qué lo dices? —preguntó volviendo a adquirir un rostro confundido.

Jodie sólo rodó los ojos y soltó un suspiro, deteniéndose frente a su casillero para sacar algunos libros.

Mientras lo hacía, un alboroto proveniente del patio comenzó a resonar a través del pasillo. Se trataba de una multitud que aclamaba una y otra vez un coro de “¡pelea!” efectuando además una ronda entre los que, aparentemente, se disputaban. Emily volteó a ver lo que sucedía, aproximándose a la ventana para tratar de obtener un mejor ángulo y reconocer a los implicados; por su parte, Jodie tan sólo terminó la barra de cereal y se dispuso a tirar el papel, metiendo luego su mano libre dentro de su bolsillo a la vez que terminaba la soda que sostenía con la otra. Mordió la pajilla y alzó una ceja luego de acercarse a Emily para, de igual manera, ver lo que sucedía.

Espuria Al MandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora