—Explícamelo. Ahora —exigió. Cerró la carpeta de un golpe y la sacudió un poco frente a él con su cejo fruncido mientras comenzó a hablar entre susurros—. ¿¡Puedes decirme qué significa esto!? Dime que se trata de una broma.
—La ciencia no suele bromear, joven Jodie —replicó con cierta ironía resignada el mayordomo—. Es una historia… un tanto larga, ha decir verdad.
—Creo que tengo tiempo de sobra —fue la respuesta rancia de Jodie.
Les tomó unos minutos llegar a la cafetería que, vacía y solitaria dada la hora, los esperaba. Hank se ubicó en una de las mesas, de manera frontal a Jodie que se sentó del otro lado luego de que el mayordomo le hubiera corrido la silla para que se sentara. Cuando lo hizo, él se sentó y tras un momento de vacilación, la miró. La mirada de Jodie no era amigable, de hecho estaba enfurecida por haber sido ajena a tal verdad durante tanto tiempo, aunque suponía que los demás miembros de la casa estarían igual de extraños a esa realidad.
—¿Y bien? —preguntó al pasar cierto tiempo de silencio incómodo entre ambos.
—Fue hace 19 años. Una noche Rita llegó muy tomada a la casa luego de una discusión con Patrick, por lo que me pidió que me quedase con ella esa noche. No sabía por qué quisiera pasar conmigo, pero no me opuse. Creí que sólo quería hablar, pero una cosa llevó a la otra y… bueno, ya conoces el resultado.
—Sí, se llama Isaac y tiene 19 años —replicó molesta—. ¿Es ella de quien estás enamorado?
—Sí… —respondió apagado. Se quitó los anteojos, frotó sus ojos con las yemas de sus dedos índice y pulgar y volvió a verla—. O eso creía hasta hace un tiempo. Sé que parece una locura, pero cuando la conocí tiempo antes no lo era. Rita… no era lo que es hoy. Quizás la ambición y la codicia cambiaron a la mujer que una vez conocí, pero ya no podría decir que encuentro en sus ojos un poco de la muchacha afable y carismática que conocí antes. Ya no existe nada… ya no siento nada por ella. Sólo fue un error, una fascinación de la que salí en cuanto cometí ese error.
Pudo notar en sus ojos la aflicción y la tristeza. Le dio el tiempo suficiente para que pensara, hasta que optó por intervenir.
—Bien, bien, qué emotiva tu historia, pero creo que eso es lo de menos en este momento —le dijo Jodie. Hank la vio y entornó sus ojos extrañado—. Hank, debes decírselo a Isaac.
El mayordomo abrió sus ojos con sorpresa e inmediatamente negó con la cabeza.
—No, yo… yo no podría. No podría arruinarle la vida de esa manera. Usted misma ha visto su estado emocional, joven Jodie. Sería egoísta de mi parte darle una noticia de esa clase en momentos como estos. Podría complicar su salud de sólo tener tal impacto. No quiero que le pase nada malo, mucho menos por mi culpa.
—Pero no es justo que no puedas decírselo, hombre —insistió Jodie—. Tienes los mismos derechos sobre él que Rita. ¿Acaso es que ella no lo sabe? —preguntó dando por sentado la pregunta. No obstante, al ver que Hank desviaba la mirada, una mueca de sorpresa se apoderó de su rostro—. No me digas que ella no se acuerda de “eso”…
—No, sí lo recuerda —replicó Hank, permitiendo que el alma regresara al cuerpo de Jodie tras un suspiro de alivio—. Pero no está segura de si Isaac es mi hijo o de Patrick. La mañana que siguió a esa noche, Rita me dijo que no me atreviera a decirle a nadie lo que sucedió entre nosotros y opté por guardar silencio, sabía que era lo más prudente. Frederick no me lo perdonaría y probablemente me terminarían echando si ella llegaba a contar una versión “tergiversada” de la historia. Ella siguió con Patrick como un matrimonio común y corriente y trató de enterrar un pasado que a mí me continuó atormentando hasta el día de hoy. Esa incertidumbre sobre Isaac, el temer que fuera mi hijo y no saber si había conseguido darle lo mejor de mí fue lo que durante muchas noches me quitó el sueño. Nunca quise irme y por respeto guardé miles de secretos, incluyendo el de Rita y mío. Era la única manera en la que podría estar cerca de mi hijo, en caso de que lo fuera…
ESTÁS LEYENDO
Espuria Al Mando
Acción-Ningún villano tiene un final feliz. -Yo podría ser la excepción -aseguré sonriente.