Trató de calmar a Hank en cuanto éste descubrió lo que había sucedido. Le preguntó cada detalle, cada momento, pidiéndole perdón por no haber podido estar junto a ella. Hubiera querido ahorrarle ese padecimiento, pero lamentablemente era algo inesperado, inclusive para él.
—En serio, me disculpo —dijo Hank mientras ordenaba el dormitorio de la muchacha—. No sé cómo remediarlo, joven Jodie.
—No pasa nada, en serio —respondió Jodie—. A fin de cuentas, el que se llevó la peor parte fue Isaac. Al pobre emo lo tenían arrinconado entre cuatro. Lo peor fue que nadie se metía para ayudarlo. Debe sentirse fatal eso de sentir la indiferencia de los demás… —pensó en voz alta mirando hacia el techo mientras se mantenía tumbada sobre la cama. Acto seguido volvió a ver al mayordomo, un poco desconectado de la realidad. Miraba hacia un punto fijo del dormitorio, como si tratase de ordenar sus pensamientos o quién sabe qué. El brillo del dormitorio reflejaba en sus anteojos e impedía observar sus ojos con claridad—. Hey, viejo, ¿estás oyéndome?
—¿Hm? Oh, sí, disculpe, joven Jodie. Estaba pensando.
—Siempre que te hablo de ese enano quedas preocupado. ¿A poco es tu favorito? —se rió ella.
—No, sólo me preocupa que nadie se interese por él. Yo también fui joven, joven Jodie, también padecí los desprecios de mis compañeros y mi familia, en muchas ocasiones. Supongo que me siento conmovido por su historia.
—Es cierto, es fácil de conmover —dijo—. Pero te tengo otra sorpresa: Trevor me invitó a salir, ¿no es sorprendente? —preguntó cambiando de tema.
—¿Qué? —preguntó atónito el mayor—. ¿Está segura en ir?
—Shi :3 —dijo—. Además, es una buena inversión de tiempo. ¿Sabes? Si logro averiguar más sobre la familia, probablemente sepa cómo prepararme para lo que sigue.
—No lo sé, joven Jodie... tengo un mal presentimiento —le dijo preocupado—. ¿Y si es una trampa? No debería confiar en él.
—Relájate, Hank. No lo haré. Sólo quiero averiguar más de la familia, sacando ventaja en caso de que se trate de una “trampa”. Además… me cae bien —opinó luego de haber bajado un poco la mirada, pensativa.
—¿Qué tanto?
—No seas mal pensado: me cae bien del uno al cinco en escala de amigos obteniendo un 0,034. Sí, me gusta usar decimales —dijo. Finalmente se puso de pie y se dirigió al baño para darse una ducha.
Cuando volvió a salir, Hank ya no se encontraba allí. Aprovechó para cambiarse y tratar de verse lo más normal posible a pesar de sus golpes. No se equivoquen: no pensaba vestirse de maneras llamativas para tratar de llamar la atención de Trevor. Cuanto más alejado estuviera, mejor. Ató su cabello en una coleta, terminó de aprontarse y se colocó una chamarra por encima de una camisa tipo leñador, como la que solía llevar a menudo, pero en esa ocasión de color azul.
Cuando bajó, vio a Trevor a los pies de la escalera, sentado en el primer peldaño de la misma jugueteando con las llaves de su coche durante la espera. Eran casi las siete cuando Jodie bajó, asomándose por un lado para ver a Trevor. Él, al verla, se puso de pie y la observó de pies a cabeza.
—¿Qué? ¿Esperabas algo mejor? —preguntó Jodie ante la mueca de disconformidad que apareció en el rostro del contrario.
—¿Sí? —alzó una ceja.
—Mala suerte —escupió secamente la turca antes de salir de la casa seguida por Trevor.
Les tomaría unos veinte minutos llegar a la ciudad, pero dar con el bar indicado a lo mejor les tomaría un poco más de tiempo. Con la vista fija al frente, Trevor estacionó el vehículo en un lugar de aparcamiento disponible para los clientes del bar que escogieron para pasar esa noche. Pronto Jodie abandonó el automóvil e inhaló profundamente el aire nocturno y fresco que se respiraba; la iluminación de los edificios a lo lejos y de los carteles de publicidad a lo largo de la carretera llamaban la atención pero opacaban el brillo natural de las estrellas, siendo sólo algunas de ellas capaces de relucir independientemente de la contaminación lumínica de la ciudad.
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Espuria Al Mando
Acción-Ningún villano tiene un final feliz. -Yo podría ser la excepción -aseguré sonriente.