YO ERA UN ANGEL

DOS II: EL MOTIVO

Llevo seis meses trabajando y debo decir que estoy enamorada de mi trabajo. Los compañeros son espectaculares, no puedo pedir más. Trabajo cinco días a la semana a veces seis, dependiendo de si debo cubrir a un compañero que no pueda llegar a su jornada de trabajo. Todo va de excelencia en mi trabajo y en casa, pero hay algo que me está incomodando. Anastasia, la esposa de mi hermano, se ha estado comunicando conmigo desde hace dos meses, porque está preocupada. Ella cree que mi hermano está metido en algo que no debería.

Yo conociendo como es lo dudo mucho. Él es un hombre tranquilo, sin ningún vicio, dedicado a su familia por completo. Anastasia insiste que hay algo sospechoso y que él no quiere hablarle sobre la situación. Me ha informado que de un momento a otro ha comenzado a beber, cosa que él no hacía, detesta el alcohol. Dice que llega tarde a la casa con peste a alcohol. Se molesta de cualquier cosa y se ha puesto a utilizar el dinero de manera errónea sin decirle para que es.

Le informé a mis padres sobre la situación, mi madre intento hablar con él, pero se puso agresivo. Ese día Anastasia me llamo porque él le alzo la mano para golpearla, no llego a hacerlo, menos mal. Le dije a ella que la ayudaría con la situación. Llevo dos semanas detrás de él y siempre es la misma rutina. Sale de su trabajo, entra a cierto bar y está ahí por horas, hasta que sale y llega a su casa sin hacer ninguna parada.

Decidí que la próxima vez entraría al bar y así lo hice. Era viernes en la noche y el bar estaba sumamente lleno. Había entrado cinco minutos después de él, pero no estaba por ninguna parte. Me senté en la esquina del bar donde se podía ver todo. Me fije que había hombres que entraban al pasillo de los baños y no regresaban. La curiosidad me pico, me levante de donde estaba y camine para los baños. Era un pasillo un tanto pequeño para mi gusto, pero no había nada sospechoso. Hasta que vi a un hombre salir de la pared.

- Demonios, no puede ser posible. - dije para mis adentros. 

Lo vi todo, detrás de esa puerta estaban jugando. Eran apuestas ilegales, mi hermano estaba en una de las mesas sentado y se veía abatido. <<¿Cómo era posible que se había metido en esto?>>, pensé. Intente entrar para sacarlo, pero no tenía idea de cómo se abría la puerta. De un momento a otro se comenzó a escuchar mucho ruido y hombres discutiendo. Algo no estaba bien. La maldita puerta no se abría, salí del bar y asumí que por el callejón de la parte de atrás había una puerta y también se podía entrar. Asumí bien, pero lo que vi en ese momento me dejo paralizada. Mi hermano estaba arrodillado en el suelo con su rostro hinchado y ensangrentado. Había un hombre mayor frente a él con un bastón mandado a hacer en mano. Ese hombre tenía otros seis a su alrededor mucho más grandes que él.

- ¿Y bien no me dirás nada? – le decía el hombre mayor del bastón. Mi hermano miraba al suelo y no le contestaba. – Muy bien, si así lo quieres, así saldaremos tu deuda.

El hombre saco un arma y se la puso en el rostro a mi hermano.