No quería salir de la cama, pero mi cuerpo me pedía a gritos ir al baño. No recuerdo haber tomado tanto líquido, es más no recuerdo haber tomado nada en absoluto. Igual tenía que ir con urgencia. Me arrastre por la cama hasta estar fuera de ella, estaba sumamente frío el cuarto. Eso hizo que me dieron más ganas de ir, así que sin perder tiempo corrí al baño. Me cepille los dientes porque mi estómago rugía, tenía hambre y era enserio.
Salí del cuarto en dirección a la cocina. Estaba pensando en prepararme un emparedado de salami, bacon, queso suizo, mantequilla y lo que fuera que consiguiera en la nevera. Sé que hay sirvientes, pero nosotros los empleados podemos utilizar la cocina a nuestro gusto, fue una de las cosas que me dejó saber el señor Koslov. Mayormente los sirvientes solo les hacen la comida al señor y a su esposa. A ella solo la he visto una vez y fue de lejos, creo que es cuatro años menor que él, toda una dama debo decir. Quedaron en que en algún momento dado nos presentarían, pero según tengo entendido ella casi nunca está en la casa por su trabajo de labor comunitaria o anda de misionera en algún país donde estén bien necesitados de ayuda. Por ende no debía preocuparme de que alguien me viera en estas fachadas.
Llegue hasta la cocina y estuve un rato observando todo lo que tenía disponible. Me prepare el emparedado con todo lo antes mencionado, prepare chocolate caliente y me lleve algunas cosas para picar. Estaba lloviendo más fuerte y estaba más oscuro que cuando me acosté a dormir. Amo los días como estos y más si puedo quedarme en casa sin tener que hacer nada. Pensé que dormiría más, pero apenas eran las seis treinta de la tarde. Tenía tiempo para ponerme al tanto con algunas películas y series. Debía disfrutar lo más que pudiera porque no sabía en qué momento tendría otro día como este.
Pase por frente del estudio del señor Koslov de camino a mi habitación. Iba a doblar en la esquina cuando alguien aguanto mi brazo. Hice maromas para que nada de lo que llevaba en manos se cayera al suelo.
- ¿Qué crees que haces? - preguntó Ian incrédulo.
- Buscando comida. - conteste con expresión angelical.
- Te atreves a andar por la casa vestida así. ¡Qué horror! ¿No has visto el mar de colores que tienes puestos? Si el señor Koslov te ve se moriría de un ataque.
- Nadie me verá. Y deja mi pijama en paz, es mi favorita. - lo mire con molestia.
No me había fijado hasta ese momento, pero Ian iba vestido con un pantalón jogger gris claro y una camiseta blanca. Se veía sumamente diferente a lo que estoy acostumbrada. Siempre anda de traje y así se veía tan joven y relajado, se veía diferente por completo.
- ¡Vaya que te ves sexy! Todo relajado y joven vestido así. - se lo dije por molestar y había funcionado su rostro se había puesto rojo.
Sin decir nada me jaló del brazo entrando al pasillo que daba a mi habitación. Escuche voces a lo lejos, al parecer era el señor Koslov acompañado de algún otro hombre, por su voz se escucha un tanto joven. No alcance a escuchar lo que estaban hablando. Miré a Ian porque no entendía su repentino cambio de actitud. Ya recordé, si el señor Koslov me ve así vestida se muere.
- ¿Con quién está el señor? No reconozco esa voz. - le pregunté a Ian intrigada.
- No es alguien a quien debas conocer, solo es un allegado al señor, por eso no hay nadie en la casa en este momento. - eso me causo mucha intriga. ¿A quién debía esconder el señor Koslov de sus empleados?
- ¿Tú sabes quién es? - le pregunté a Ian con mucha curiosidad.
- Claro que sé quién es, desde que era pequeño. - su rostro se iluminó al decirme eso. - El señor Koslov no lo quiere involucrado en nada de lo que hace, por eso no hay nadie alrededor cuando él está de visita, solo yo y obviamente las sirvientas.
Sin decir más me acompaño a mi habitación en medio de críticas por todo lo que llevaba en mano para comer y mi pijama multicolor. No dejaba de amenazarme con todo el ejercicio que tendría que hacer en los próximos días.
Estudio del Señor Koslov
- Tu visita repentina ha sido maravillosa. No esperaba verte hasta la temporada de navidad. - hablaba emocionado.
- Tengo este mes libre y lo primero que pensé fue en venir a verte.
- No sabes cuan feliz me hace eso. Espero que no pierdas tu tiempo aquí en casa. ¿Te irás a viajar?
- Precisamente estaba pensado en quedarme aquí.
- ¿Enserio? - lleno de ilusión y un poco de preocupación, preguntó mi padre.
- Si, el único problema es que mamá no está. - me gusta pasar tiempo con ambos.
- Sabes cómo es ella Kirk, nunca está tranquila en un solo lugar cuando sabe que hay personas necesitadas.
- Si lo sé. Por cierto padre, ¿ahora le permites a las empleadas andar en pijamas por la casa y multicolor? - pregunté con mucha intriga.
- ¿De qué hablas hijo? - mi padre se veía confundido.
- Acabo de ver a una chica de esa manera caminando por el pasillo, me pareció que llevaba cosas de comer.
- ¿Enserio? - preguntó mi padre intrigado.
- Sí. No, espera, vi a Ian hablando con ella y ayudándola. ¿Acaso es su novia? ¿Le permitiste a Ian que trajera a vivir aquí a su pareja? - estaba especulando, pero aun así me sorprendía.
- No, para nada hijo. Ella es solo una empleada, lo más seguro Ian le estaba llamado la atención por salir de esa manera.
- Por lo que pude apreciar era bonita.
- ¡Kirk! - me dijo mi padre en tono de advertencia, pero si algo no iba a negar es que esa chica había despertado mi curiosidad.
Nota: ^^
Este capítulo lo hice un poco más largo de lo usual, espero que lo hayan disfrutado.
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YO ERA UN ANGEL
AcciónMi nombre es Enyel Lux y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados cuando vi que le iban a dar muerte a mi hermano mayor. Pero el motivo de ese suceso es el más que me molesta. Él siendo un hombre de familia y yo siendo su hermana protectora, n...