VEINTE XX: BAR OCÉANO AZUL

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Eran casi las once de la noche cuando llegamos al bar. Nunca antes había estado en esta zona. Yo no estaba sola, Ian me confirmó que los bartender que estarían trabajando estaban al tanto de todo. Él estaría rondando por el bar y sus otros hombres también estarían de encubiertos. Me dejaron a una sola calle del bar para que el hombre al que íbamos a atrapar no se percatara que llegaba en un vehículo. A pesar de que uno de los bartenders lo llamó para dejarle saber que el hombre ya estaba en la barra buscando a una chica menor como de costumbre.

La misión era sencilla. Debía entrar y llamar la atención del hombre. Sentarme a conversar con él, quizás beber una que otra copa, o mejor dicho disimular que lo hacía. El hombre detrás de la barra no me serviría nada con alcohol y estaría pendiente al momento en el cual eche droga en mi vaso para cambiarlo sin que él lo note.

Al llegar a la puerta del Bar Océano Azul solo hice una pequeña seña con la cabeza y el hombre me dejó pasar a pesar de todos aquellos que estaban afuera haciendo fila. Aquel bar era como estar dentro del océano. Nunca antes había visto algo igual, era sumamente grande, mucho espacio entre mesas, sillas, la pista de baile. Aquello parecía más un club nocturno que un bar sencillo como a los que estoy acostumbrada a ir. Sin perderme más observando el lugar busqué disimuladamente con la vista al hombre. Estaba sentado en la barra cruzando la pista y tenía su vista puesta en mí. Esto había sido un jaque mate, llamé su atención tal y como lo habíamos previsto.

Caminé muy segura, derecha sin encorvarme como me había explicado Sofi, lo hice con mucha clase. Llegue hasta la barra donde estaba el hombre que no me quitaba la vista de encima. Deje tres asientos de por medio entre él y yo para que no fuera muy obvio. Le pedí una bebida al barman y me pidió una identificación. Esa era la señal, saque la identificación de mentira que me había proporcionado Ian y se la mostré. Antes de que me negara la bebida el hombre se sentó junto a mí y hablo.

- Vamos hombre la chica anda conmigo. ¿Es mayor acaso no lo notas? – él muy imbécil había caído, era hora de persuadirlo para salir de aquí.

De una manera muy tímida le di las gracias por ayudarme a conseguir la bebida alcohólica. Menos mal que no contenía nada de alcohol, no soy muy fanática del mismo. Realmente no me gusta, cada vez que iba al bar con las chicas o con mi hermano hacía todo lo posible por no tomar nada que contuviera alcohol. Ahora este hombre estaba sentado a mi lado buscando conversación, no era muy buena en el tema de seguir una conversación, pero estaba dispuesta a dar lo mejor de mí para atrapar a este hombre.

Era un tanto mayor, para mí era un hombre grotesco por lo que hacía. Pero si lo observabas, físicamente era un hombre en casi sus cincuenta años bastante guapo para cualquiera que le preguntes. Su problema es que es un mal hombre. Le gusta abusar de las menores de edad que intentan pasarse como mayores para estar de fiesta.   

YO ERA UN ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora