06.

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¿Qué?

Retrocedió dos pasos, alejándose del borde de la cama y quedando inmóvil a mitad de la habitación. Como si, de un instante a otro, la cercanía de la criatura se hubiese convertido en algo demasiado abrumador de soportar para su conmocionado lobo.

"¿Qué?"

Los ojos del Omega permanecieron fijos sobre el semblante de Harry durante un par de segundos antes de que su entrecejo se arrugara y sus labios se fruncieran levemente en lo que aparentaba ser una repentina mueca de confusión.

Cuando pareció dispuesto a emitir cualquier sonido, su boca decidió mantenerse en silencio.

El Alfa no lo presionó a hablar, simplemente se dedicó a esperar. Con una creciente intranquilidad irrumpiendo sin permiso en las profundidades de su pecho, sólo esperó.

"No quiero quedarme," finalmente le dijo, en una voz baja y pausada. Acompañada de una extraña serenidad que no coincidía con lo que expresaba. "Lo lamento, Harry. No me quedaré en tu aldea."

La criatura negó con la cabeza y provocó que su alborotado cabello se desordenara aún más mientras su mirada fue a parar a cualquier punto dentro de la habitación lo suficientemente alejado para evitar a toda costa el rostro del lobo.

No. No te vayas.

"¿Por qué? ¿Hice algo mal? ¿Te lastimé de alguna manera?"

Harry era consciente de que, aún con sus años de entrenamiento y la continua experiencia como rescatista, en ocasiones seguía actuando tan torpe y descuidado como solía ser siempre. Tropezándose con sus propios pies al andar, chocando con algún miembro de la manda por no prestar la debida atención en su camino, o sencillamente olvidándose de alguna tarea importante de realizar.

Estaba en su naturaleza, pensaba.

Sin embargo, esta vez había puesto todo su empeño para no arruinar las cosas con el Omega.

Trató, con todo su espíritu, de ser lo más suave y delicado que podía llegar a ser alrededor del ojiazul. Durante esas pocas horas juntos, se esforzó por contener la intensidad de su fragancia para no asustarlo, midió la fuerza de cada uno de sus movimientos con la intención de no hacerlo sentir incómodo, y se obligó a sí mismo a recordar al pie de la letra cada una de las indicaciones que los curanderos habían dejado sobre la mesa para la recuperación de la criatura.

Cada paso, cada acción, cada palabra que escapaba de sus labios había sido medida con cautela. Siendo extremadamente cuidadoso para no causarle ningún tipo de daño al Omega.

Lo estaba intentando, podía jurar ante los Dioses que realmente lo hacía. Entonces, ¿cuál fue el error que cometió?

El contrario volvió a negar en un tortuoso silencio a la par que jugueteaba con los nuevos vendajes cubriéndole los nudillos. Todavía siendo incapaz de conectar sus orbes con las esmeraldas frente a él; sintiéndose tal y como, si en ese preciso instante, sus propios pensamientos estuviesen atormentándole también.

"No lo entiendes, yo... voy a marcharme. Tengo que hacerlo."

Harry no entendía, estaban de acuerdo en eso. Y aquella criatura no parecía dispuesta a brindarle una explicación coherente más allá de esa misma frase.

El cansancio físico y mental que había estado afectando al rizado desde que volvió en sí, no ayudaban en absoluto a mitigar el desasosiego que sentía respecto a toda la particular situación.

Empezaba a sentirse ansioso. Y, mierda, Harry odiaba esa sensación.

"Pero, tus heridas..." intentó, palabras sin sentido colándose a través de sus labios entreabiertos. "Yo mordí tu cuello, sé que estuvo mal, pero fue la única forma de..."

Wolves. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora