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Dedicado a @AbylovesHazzaTwo ¡feliz cumpleaños, cielito!

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"Los dejaré para que hablen y volveré más tarde, ¿bien?" Louis preguntó con voz suave, obteniendo un silencioso asentimiento por parte de Harry desde su lugar al borde de la cama y una mirada vacía de la criatura de pie en el umbral.

Aquella mañana, Niall se había aparecido sorpresivamente en el nuevo hogar de los Payne, sin la usual compañía de alguno de sus hermanos y pidiendo nerviosamente poder tener una charla a solas con el Alfa de mirada esmeralda.

Louis y Liam dudaron durante un instante, notablemente preocupados de lo que pudiese ocurrir si el lobo no llegaba a reconocer a su viejo amigo tal y como había ocurrido en el pasado, pero terminaron aceptando cuando fue el mismo Harry quien les aseguró que haría todo lo posible por no acabar sucumbiendo a otro de sus arranques de frenesí nuevamente. Después de todo, él no había vuelto a perder el control en un largo tiempo ya, ni siquiera cuando Erick decidió visitarlos una vez más con el pretexto de felicitar a su Omega por su octavo mes de embarazo; siendo todo sonrisas dulces y abrazos pegajosos.

Al verlo actuar de esa forma con Louis, tan cercano y cariñoso hacia su pareja y su cría, Harry sólo había gruñido un poco, demasiado, pero logró contener todos los instintos que le pedían desesperadamente lanzarse sobre ese lobo y arrancarle la cabeza ahí mismo.

Poco a poco iba mejorando, podía darse cuenta de ello. Eran sólo avances pequeños que podrían ser insignificantes ante los ojos de cualquier otra criatura, como el poder salir al exterior una vez por semana, terminar sus alimentos y mantenerlos en su estómago, dormir más de un par de horas seguidas sin despertar gracias a las pesadillas, o, lo que había resultado más complicado de lograr; estar apartado de su Omega durante largos periodos de tiempo sin terminar cayendo nuevamente en una crisis nerviosa.

Había comenzado a hablar un poco más también. No mucho, frases entrecortadas soltadas de vez en cuando, especialmente durante las noches, mientras Louis dormía a su lado y Harry mantenía vacilantes conversaciones con su bebé. A veces tarareándole alguna melodía que recordaba, y otras tantas simplemente susurrando torpes palabras que intentaban ser reconfortantes.

Su cría reaccionaba a él mucho más seguido que la primera vez que lo intentó, revolviéndose bajo su toque cuando el lobo se entretenía acariciándole, o soltando golpecitos cada que los labios de Harry se posaban sobre el hinchado vientre y le murmuraban lo buen bebé que era.

En algunas ocasiones, la luz de la Luna filtrándose por la ventana conseguía iluminar parte del rostro de su Omega a mitad de la oscuridad, lo suficiente para toparse con la sombra de una sonrisita que Louis pretendía ocultar al escucharle interactuar cada vez más con su cachorrito.

Eran progresos minúsculos, que en momentos retrocedían cuando Harry no se sentía como él mismo en absoluto, cuando su cuerpo era drenado de energía y todo lo que su lobo le pedía hacer era permanecer oculto bajo las mantas hasta que los malos recuerdos se esfumaran nuevamente. Era una mejora paulatina en su comportamiento, pero que, poco a poco, estaba llevándolo de vuelta a lo que solía ser. O quizás convirtiéndolo en algo más.

Por lo que, bien, él podía pasar unos cuantos minutos junto a Niall sin perder la cabeza. O al menos eso esperaba.

La última vez que lo había visto, la salud del Alfa de mirada zafiro oscilaba peligrosamente entre la vida y la muerte, sus heridas eran tan profundas y feroces, que, él recordaba, los curanderos ni siquiera podían asegurar si conseguiría lograrlo hasta el anochecer.

Muchas cosas habían cambiado desde ese momento, tanto para la manada como para ellos mismos, ambos habían experimentado un sufrimiento de maneras muy similares, nada era ya lo que conocían desde que tenían memoria, y Harry sabía que, tarde o temprano, tendrían que mantener la conversación sobre lo que ocurrió aquel día.

Wolves. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora