[PARTE 3:UN LÍDER]

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Nota: capítulo muy extenso, tomen sus precauciones. Y con las mismas advertencias que los demás jaja.

🐺

PARTE 3. Un líder.

La tierra era húmeda bajo su andar, sus huellas quedaban marcadas al compás de cada uno de sus feroces pasos. El viento golpeaba con ímpetu su cuerpo, helándole el rostro y erizando su sensible dermis, los rayos de Sol parecían haberse ocultado por completo de su visión; hundiéndolo en nada más que una reinante y sombría oscuridad.

Corría, corría como nunca antes lo hubiese hecho, temeroso de atreverse a mirar atrás o detenerse a controlar su errática respiración, corría con la esperanza de deshacerse de los fantasmas persiguiéndolo, acechando a su alrededor como un cazador a la espera de someter a su presa.

El frío calaba en sus huesos y las piernas lentamente dejaban de responderle, con cada kilómetro recorrido se volvía más y más difícil controlar sus acciones.

Su cuerpo había dejado de pertenecerle. Él ya no era dueño de sí mismo, su espíritu parecía haber tomado un rumbo distinto, su alma se había perdido en la oscuridad desde tiempo atrás.

Se había convertido en un simple espectador de su agonía.

Recorrió la penumbra del bosque durante una eternidad, moviéndose a través de los árboles y esquivando aquellos robles caídos que aparecieran frente a sus ojos, pupilas cargadas de ofuscación luchando por mantenerse enfocadas en el distorsionado camino que aparecía delante.

El olor metálico a la sangre le seguía, acompañado de un putrefacto aroma que le provocaba arcadas, pero él era incapaz de encontrar la fuente de dónde tan repugnantes fragancias provenían.

Corrió sin que nada o nadie pudiese detenerlo, hasta que su cuerpo se vio abordado por espasmos colmados de extenuación y desasosiego, hasta que sus piernas flaquearon y finalmente lo obligaron a caer de rodillas sobre la tierra, con temblorosos brazos tratando de sostener su peso y evitar que cayese inconsciente en ese mismo lugar.

Los fantasmas se detuvieron apenas sus palmas abiertas impactaron en el lodo, hundiéndose varios centímetros; el zumbido en sus oídos disminuyó hasta no ser más que una aguda y constante punzada en sus sienes, la oscuridad pareció alejarse lo suficiente para que su cerebro pudiera detectar un efímero atisbo de luz a la lejanía.

Alzó la cabeza, jadeante, obligando a sus turbados fanales a centrarse en el paisaje frente a él.

Los pinos que le acompañaron durante todo el trayecto habían comenzado a volverse cada vez más y más escasos a su alrededor, dejando a la vista el sendero terroso que se formaba ante sus ojos; el lodo bajo su tacto parecía volverse más firme, mucho más seguro de atravesar, como si estuviese animándole a ponerse de pie y continuar con su marcha. Parpadeó veloz, alejando la negrura de su visión y buscando la fuerza que le ayudase a su cerebro a concentrarse en el lugar delante.

Las construcciones de madera no tardaron en aparecer a la lejanía, distorsionadas, justo al final de aquel camino terroso y mostrándose majestuosas e imponentes ante sus fatigados fanales.

Reconoció de inmediato el lugar al que había llegado. Las construcciones, el camino que había recorrido en innumerables ocasiones, la atmósfera cargada con un conocido aroma, todo le resultaba dolorosamente familiar.

Estaba de vuelta en casa.

No fue capaz de oír el canto de las aves recibiéndolo tal como solían hacer, o el murmullo de las criaturas trabajando arduamente alrededor de la zona; ni siquiera las dulces risitas de los cachorros jugueteando por todo el lugar logran llegar a sus lastimados oídos.

Wolves. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora