Tal y como prometió, Harry consiguió regresar a su hogar al quinto día después de marcharse.
Llegar a los comienzos de la aldea significó el volver a respirar con tranquilidad, por primera vez, no le molestó llenarse de las fragancias de aquellos miembros que lo recibían con miradas curiosas o murmullos a la lejanía. No podía importarle menos.
Dejó que Adam y Niall se encargaran de presentar ante Edward los resultados de su búsqueda, más preocupado por correr de vuelta a su cabaña lo antes posible. Desde varios días atrás, Harry había estado experimentando una incómoda y constante sensación en el pecho que no lo dejaba tranquilo, como si, de alguna manera, sus pulmones no consiguieran llenarse de oxígeno en cada inhalación que el lobo profería.
Como si el aire que respiraba no fuese suficiente para colmarlo de vida. Necesitaba algo más, sus instintos se lo habían estado implorando durante cada maldito segundo que pasaba lejos de su hogar.
Caminó apresurado por los senderos de la aldea, aún con el agotamiento de su reciente misión haciendo estragos en cada paso que daba. Para poder cumplir con la promesa que hizo al Omega, el rizado había insistido a los hermanos Horan no frenar su andar hasta que estuvieran de vuelta en casa, corriendo durante más de veinticuatro horas seguidas sin siquiera detenerse a conseguir alimentos o descansar.
Sus extremidades, exhaustas por todos los kilómetros recorridos, apenas lograban conservar la fuerza necesaria para mantenerlo de pie, los músculos de todo el cuerpo le ardían, y él en realidad deseaba tomar un largo e hirviente baño para relajarse.
Cuando divisó los comienzos de aquella familiar construcción a la lejanía, Alexander apareció en su campo de visión también, con su imponente presencia sobresaliendo por encima de cualquier otra cosa a su alrededor.
Sus miradas no tardaron en encontrarse y fue sólo cuestión de tiempo para que el par de criaturas se toparan uno delante del otro, Harry le saludó con un simple gesto mientras caminaba, pero el guerrero parecía no tener intención de dejarlo ir tan fácilmente.
Apenas el joven lobo pasó a su lado, Alexander lo tomó por el brazo y lo hizo retroceder. Regresándolo de vuelta frente a su semblante sin expresiones.
"Un momento ahí, cachorro," le dijo en el mismo tono grave de siempre. "Hay algo que tú y yo tenemos que hablar."
Pese a que estuvo a punto de refutar, miró con curiosidad al guerrero, preguntándose si sería reprendido por alguna otra estupidez que no recordaba haber hecho. Últimamente hacía tantas cosas estúpidas y arriesgadas, que sería difícil acordarse de cada una de ellas.
No hizo intento por liberarse del toque del mayor, se limitó a fruncir levemente la nariz cuando aquella poderosa fragancia se coló abruptamente por sus fosas nasales.
"¿Tiene que ser ahora?" Se atrevió a cuestionar con premura, aunque ya podía hacerse una idea de la respuesta que obtendría. Alexander alzó una ceja. Jodido cachorro irrespetuoso, podía leerse en su rostro. "¿Es muy importante?" Intentó.
Para su sorpresa, fue el mismo Alfa de cabello oscuro quien deshizo el agarre sobre su piel, optando por cruzarse de brazos a la par que el inicio de una sonrisa burlona elevaba las comisuras de sus labios.
"¿Muy importante?" Repitió en una falsa reflexión y con una seriedad poco característica en él. "Para mí no, pero puede que a ti sí que te importe." Se encogió de hombros, sin brindar ninguna otra explicación o hacer ademán de continuar con sus palabras.
Burlándose silenciosamente del desconcierto que debió apoderarse del menor. La manera en que recalcó aquella expresión fue más que suficiente para que Harry pasara a segundo plano todo su cansancio y centrara la absoluta atención de sus esmeraldas sobre el lobo delante.
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Wolves. [TERMINADA]
Fanfiction"La guerra entre lobos y humanos está muy lejos de terminar. Los lobos son fuertes, valientes, guerreros por naturaleza. Pero los humanos están consumidos por el odio y un oscuro deseo de venganza, y eso los convierte en un enemigo altamente peligro...