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[ ADVERTENCIA: Mención de violencia física, abuso y lenguaje ofensivo]

Louis abrió los ojos, forzándose a aclarar su borrosa y cansada visión. Se removió sobre su lugar, sin molestarse al sentir la incomodidad del duro suelo maltratando su espalda.

Temblorosas rodillas lograron ponerlo de pie a la vez que llegó hasta la criatura durmiendo a menos de un metro de él, acarició su cabello chocolate y depositó un beso repleto de emociones en su sudorosa frente.

"Estaré de vuelta pronto, hermana" susurró cerca de su oído. "Mantente a salvo, cariño. Te amo."

Y salió de ahí.

Se las había arreglado para escabullirse por toda la aldea la noche anterior, desplazándose cauteloso en la oscuridad hasta que logró adentrarse en ese horrible lugar en donde los hombres mantenían cautiva a su pequeña Addy.

Adelaine, la mayor de sus dos hermanas, había tenido su primer celo un par de días antes, y Louis únicamente pudo enterarse gracias a que su otra hermana, Lottie, consiguió llegar hasta él para advertirle.

No dijo mucho, simplemente apareció a la lejanía, con su pálido rostro manchado de suciedad y las andrajosas prendas cubriéndole apenas el cuerpo.

Y le había articulado a la distancia; se la llevaron.

Y él lo comprendió de inmediato.

Supo que su hermana estaba en peligro, aunque, ¿no lo estaban todos ellos en realidad?

A cada minuto, todo el jodido tiempo.

En la aldea de los humanos solía haber un lugar especial para las criaturas que atravesaban sus periodos de celo, lo sabía, un sitio espantoso y nauseabundo en donde los Omegas tenían que acoplarse al reducido espacio y sobrellevar su agonía en silencio.

Los humanos los llevaban ahí en contra de su voluntad y los confinaban al sufrimiento hasta que su celo acabase. La mayoría de las veces, algunos hombres se encerraban junto a las criaturas. Sobretodo si se trataba de las hembras y Omegas machos jóvenes.

Louis no se detenía a pensar en lo que llegaba ocurrir ahí dentro.

Había conseguido dar con Addy poco después de que la arrastraran a ese sitio y encontró la manera de quedarse a su lado el mayor tiempo posible sin que algún humano lo atrapara. Un hombre intentó colarse al lugar poco después de que él llegara, obligando al ojiazul a hacer uso de toda su fuerza para lograr contener a la repulsiva criatura del otro lado de la puerta.

Después de algunos minutos, el humano terminó hartándose y fue a la celda contigua, en donde una Omega mayor se hallaba. Y los gritos desesperados no tardaron en hacerse escuchar.

Con los desgarradores lamentos de la criatura retumbando en los muros, Louis permaneció junto a su hermana hasta poco antes de que el sol saliera.

El deseo de proteger a la menor superaba cualquier otra cosa en la que el Omega pudiera pensar. Anhelaba estar a su lado y sostener su mano hasta que su celo terminara, apoyarle con cálidos gestos que sosegaran su dolor y dulces palabras que pudieran brindar un poco de consuelo a su espíritu.

Sin embargo sabía que no era posible, sabía que los hombres se percatarían de su ausencia en el exterior tarde o temprano y sabía que, si lo encontraban ahí dentro, las cosas no irían mal solamente para él.

No podía arriesgar a su hermana en las condiciones en las que se encontraba, ni abandonar a Lottie por demasiado tiempo. Dioses, Louis no podría vivir sabiendo que sería él el único culpable si sus pequeñas resultaban heridas.

Wolves. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora