Es un trastorno de conducta que lleva a los niños a enfrentarse a los adultos de forma persistente. Los niños con este trastorno son temperamentales, desobedientes, rencorosos o vengativos a un nivel inusualmente alto. El trastorno anula la capacidad del niño de llevarse bien con la familia, sus compañeros, y otros adultos.
Pierden la paciencia rápidamente de forma inusual, no hacen caso o se rebelan en contra de las reglas, en la casa o en la escuela, acusan a otros de sus errores o sus malos comportamientos con facilidad, tienen la tendencia de molestar a los demás y molestarse a sí mismos con facilidad, la mala conducta parece ser intencional en vez de impulsiva y se niegan a cooperar de manera reflexiva; aún antes de que sepan lo que se les está pidiendo.
Es generalmente tratado con un tipo de terapia conductual que incluye a los padres, o una combinación de intervención conductual y medicamentos. El tratamiento como la Terapia de Interacción entre Padres e Hijos está diseñada para aumentar las interacciones positivas entre padres e hijos y enseñar a los padres habilidades para poner límites que permiten que los niños controlen la mala conducta y aumenten los comportamientos deseados.
No hay medicamentos indicados específicamente , pero pueden ser administrados para trastornos concurrentes tales como el TDAH, o para ayudar al niño a sacarle el mayor provecho a sus sesiones de terapia.
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Trastornos psicológicos
Non-FictionLos niños experimentan una crisis de personalidad a partir de los 6 años cuando inician el desarrollo en su sistema nervioso. Es ahí cuando adquieren habilidades como leer, escribir, pensar, relacionarse, creer, imaginar y manifiestan sentimientos...