Es un desorden mental en el que el sujeto se percibe a sí mismo como algo que, en cierto modo, no existe o está separado de la realidad. Las personas con este síndrome son capaces de percibir sensorialmente su propio cuerpo pero lo notan como algo extraño, como si no existieran. Las personas con Síndrome de Cotard creen estar muertas, literal o figuradamente, o estar en estado de descomposición.
Alguien con Síndrome de Cotard tiende a creer sinceramente que el plano de la realidad en el que se encuentra su cuerpo no es el mismo en el que se encuentra su mente consciente, y actúa en consecuencia.
Lo que experimentan las personas con Síndrome de Cotard es muy parecido a la manera en la que algunas personas fuertemente influenciadas por una cultura o religión determinada pueden llegar a pensar acerca de su cuerpo, el resto de personas y el medio que habitan; la diferencia es que las personas con el síndrome perciben así las cosas siempre, independientemente del contexto, a causa de un funcionamiento anómalo de algunas de sus estructuras cerebrales.
Es complejo en sus síntomas y en sus causas, que se encuentran en el funcionamiento del cerebro. El procesamiento de la información proveniente del exterior es correcto, lo que falla es la respuesta emocional de la que debería acompañarse este procesamiento, ya que todo carece de significado. Por eso, se cree que la raíz principal del delirio nihilista se encuentra en el funcionamiento anómalo de la parte del encéfalo asociada al procesamiento de las emociones: el , en la base del cerebro.
En cualquier caso, el Síndrome de Cotard nos enseña que el cerebro humano lleva a cabo tareas muy complejas y variadas para que podamos percibir e interpretar cómodamente la realidad. Que este proceso sea automático y la mayoría de las veces salga bien no significa que alguna de estas piezas no pueda llegar a fallar, dejándonos con unos ojos, narices y bocas que informen correctamente sobre un mundo sin significado.
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Trastornos psicológicos
No FicciónLos niños experimentan una crisis de personalidad a partir de los 6 años cuando inician el desarrollo en su sistema nervioso. Es ahí cuando adquieren habilidades como leer, escribir, pensar, relacionarse, creer, imaginar y manifiestan sentimientos...