20. Vestidos rotos

3.9K 407 179
                                        

— ¿Estás segura que no quieres saber a lo que me refiero?

Pongo todo de mí para que las comisuras de mis labios no se eleven en una sonrisa que me delate en frente de mi hermana, por lo que no aparto la mirada del camino pese a que sus insistentes preguntas siguen llegando a mis oídos una y otra vez, mientras conduzco en dirección al complejo de departamentos en el que Eunji vive.

Procuro mantener mis ojos sobre los edificios, sobre las tonalidades gises del asfalto que nos rodea y en el camino, en lugar de la persistente mirada de mi hermana menor sobre mí, la que se me hace casi imposible de seguir ignorando cuando me doy cuenta de que lentamente se ha comenzado a acercar más a mi rostro, haciéndome casi imposible no ceder ante mi propia sonrisa.

— Es algo que te incluye a ti – lo intenta nuevamente, acercándose un poco más, sin importarle que su cinturón de seguridad está a punto de estrangularla – Es algo grande, algo importante – continúa, esta vez probándome, viendo cuánto soy capaz de resistirme ante sus incesantes preguntas y pistas de lo que sea que tiene planeado para esta noche en la fiesta.

No digo nada mientras conduzco y me dedico a tratar de pasar por alto las inmensas ganas que tengo de reír cuando la veo, a través del espejo retrovisor, bufar en silencio y cruzarse de brazos, en un pequeño berrinche para sí misma antes de continuar presionándome a saber lo que sea que su mente está maquinando.

— Deberías preguntarme ahora que te estoy dando la oportunidad, Theodora – dice, con su voz tornándose completamente seria al acomodarse sobre su asiento – es tu última oportunidad...

Finalmente, no puedo seguir conteniéndome y comienzo a reír con ganas.

— ¡Oh, vamos! – se queja ella, volviendo a cruzarse de brazos cuando se da cuenta de que no haré nada más que reírme al respecto y la verdad, es que no lo haré, porque disfruto verla ofuscarse de manera infantil cuando las cosas no resultan como ella tanto las ha planeado – ¿No te interesa? – inquiere inquisitivamente, frustrada – ¿Ni siquiera un poco? ¡Me estoy esforzando aquí! – chilla de pronto, justo cuando el GPS indica que hemos llegado a destino.

— Creo que no conoces la definición de sorpresa – musito, alzando una ceja a medida que aparco la camioneta frente al hermoso edificio en el que Eunji espera por nosotras – pero, si tanto quieres decirme qué tramas, hazlo.

Dominique se queda parpadeando en su lugar, incluso cuando me ve quitar la llave del contacto y me bajo de la camioneta hasta llegar a la acera junto a su puerta, por lo que no tardo demasiado en verla abandonar el vehículo, sin mirarme siquiera cuando comienza a balbucear palabras para sí misma.

Muerdo el interior de mi mejilla para no reír en voz alta cuando comienza a dar pisotones y portazos al sacar su preciada máquina de coser del asiento trasero de la camioneta y, sin darme tiempo siquiera de burlarme de su infantil actitud, da largas zancadas en dirección a las puertas dobles del edificio, entrando sin siquiera esperarme.

Corro tras ella, riendo en voz baja, siguiéndola hacia los elevadores luego de saludar cortésmente a los recepcionistas que ella ha ignorado olímpicamente debido a su infantil rabieta.

— Dom, si quieres arruinar tu propia sorpresa, solo hazlo – vuelvo a decir al llegar a su lado, soltando una pequeña risa cuando le vuelve a dar un pisotón al piso.

— ¡Deberías estar rogándome por información! – ella estrecha sus ojos hacia mí y se me hace imposible no reírme de su actitud en este momento – Theo, yo solo quiero que hagas preguntas – prosigue haciendo un mohín – quiero que salgas de tu zona de confort y quiero que me preguntes algo sobre la sorpresa que te estamos preparando para ti esta noche, ¿es demasiado pedir? – balbucea, mientras mis cejas se alzan con extrema diversión ante el tono de voz aniñado que ha comenzado a emplear en medio de su discurso.

6:20  [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora