24. Instinto policial

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— Voy a matarte.

Un intento de amenaza escapa de mi boca apenas contesto torpemente la llamada que me ha despertado de mi plácido y muy merecido sueño.

Vaya saludo, Theo – escucho las risas provenientes desde el otro lado de la línea telefónica me hace soltar un agónico quejido, mientras froto mis ojos en un fallido intento de espabilar, de formar una oración coherente que pueda explicar mis ganas de asesinar a mi hermano menor por haberme despertado. – Siento el amor brotando por tus poros.

— ¿Qué quieres, Thomas? – inquiero, sin moverme de mi posición, sin siquiera tomarme la molestia de mirar la hora en la pantalla de mi celular. – es temprano.

Son las ocho de la mañana en Japón, no te excuses.

Inspiro profundamente, obligándome a mi misma a abrir los ojos con un poco más de dificultad de la que me gustaría admitir.

— Faltaba media hora para que mi alarma sonara – me quejo en voz alta, negando con la cabeza – más vale que valga la pena.

Necesitamos hablar de los hechos, Theo.

El escuchar la voz de Thomas sonando tan seria y convencida me hace soltar un suspiro casi dramático, por lo que termino por sentarme en medio del mullido colchón de la habitación de hotel en el que Calvin nos ha registrado para pasar nuestra estadía en Tokio, consciente de mi hermano menor no puede ver mi expresión en este momento, la que delata el fastidio y entretención mezclándose en mi rostro.

Vamos, Theo – prosigue, con su voz proyectándose con diversión – tengo una teoría y necesito que me digas lo que sucedió una vez más.

Una especie de quejido se escapa del fondo de mi garganta al darme cuenta de que me he sonrojado una vez más ante la mención del tema, arrepintiéndome por centésima vez en menos de veinticuatro horas el haberle contado lo sucedido... mejor dicho, el haberme cansado de sus insistencias hasta que finalmente le di la información que quería saber.

— Conoces la historia mejor que yo – es lo que digo, excusándome de pronto.

¡Quizá estoy dejando ir algún detalle! – insiste con inmediatez – no quiero equivocarme, Theo. Esto es grande... ¡Te gusta alguien!

Siento la sangre acumularse en mis mejillas con más fuerza al soltar balbuceos sin sentido en voz baja, sin saber por qué.

— E-está bien – mascullo en un resoplido, carraspeando al escuchar mi voz un tanto temblorosa, sintiendo una especie de cosquilleo en mi estómago ante solo recordar lo sucedido hace un par de noches.

Genial – él musita con extrema satisfacción y podría decir que está sonriendo como un idiota al haber conseguido la respuesta que deseaba – comienza desde el principio, hermana.

Un gruñido involuntario escapa de mi boca a lo que lo escucho reír en voz baja, sin embargo, no puedo culparlo bajo ninguna circunstancia, porque sé que tras todas las preguntas, tras todas sus bromas e insistencias, él está realmente preocupado por mí, preocupado de que la historia vuelva a repetirse, aunque sea parcialmente.

— Bien, llegué a la fiesta de cumpleaños de Jungkook, bailé con Seokjin la mayoría de la noche, nos fuimos juntos de a fiesta con Jimin y Yoongi a terminar de empacar mi maleta, luego nos dejaron solos en la madrugada, una hora antes de que Sun llegase por mí, Jin guardó un sweater que me había prestado en mi maleta, intento quitarlo de ahí, lo detuve y lo besé justo antes de que Sun pasara por mí. – mascullo a la velocidad de la luz, sin siquiera tomarme un respiro.

6:20  [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora