2. Hasta nuevo aviso

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Santa mierda.

Los latidos frenéticos de mi corazón parecen ir amenizando su ritmo a medida que voy reduciendo la velocidad hasta detenerme frente a la puerta de la sala de ensayos, a la que se supone que debería haberme presentado hace más de una hora.

Todo mi ser interior ruega para que Calvin no haya notado mi ausencia, porque de lo contrario, sé que me meteré en graves problemas por entrometerme donde no me incumbe.

Cada uno de mis músculos está adolorido por haber corrido como una jodida lunática lejos del fotógrafo una vez que logré arrebatarle la cámara a la fuerza, como una delincuente.

Al detenerme frente a las puertas dobles, miro mis ropas y trato de no pensar demasiado en lo que he hecho y, en su lugar, trato de acomodarlas, poniéndolas en su lugar.

Mi pijama quedó en el olvido en alguna tienda de segunda mano de algún recóndito rincón en el distrito de Gagnam, en la que conseguí la cazadora negra que llevo puesta, junto con unos enormes pantalones de algodón gris que he comprado en un claro intento de deshacerme del periodista que intentó a toda costa recuperar su cámara de mis manos.

— Buenos días – mi voz sale apenas una vez que abro la puerta, pero me las arreglo para sonreír como si todo fuese normal, como si en realidad no estuviese adolorida por los empujones que recibí por parte del periodista – Lamento la demora. – me disculpo apresuradamente, haciendo una leve reverencia, sin moverme de mi lugar.

Dominique es la primera en reaccionar a mi presencia y suelta un sutil suspiro al verme. Parece ser que toda la tensión que se acumulaba en sus hombros se disipa al instante en el que sus ojos ámbar recaen sobre mí, escaneándome desde su posición.

Con nerviosismo mal disimulado, mis ojos se pasean por los presentes, una vez que abandono la mirada de mi hermana, buscando a Jung Hoseok entre ellos, pero él no se encuentra allí.

— ¿Dónde está Hoseok? – pregunto de inmediato, posando mis ojos sobre mi hermana, la que se encuentra estática delante de la cámara con la que, probablemente, grabó toda la primera hora de la práctica por su cuenta.

— ¿Para qué quieres saber dónde se encuentra Hobi hyung, Theo-ah?

La voz de Taehyung me distrae cuando Dom está a punto de hablar y el leve atisbo de diversión en su voz me recuerda un poco a ese tono burlón que adquiere cuando está de buen humor.

Tan rápido como habla, volteo mi rostro para encontrarme con él y su peculiar sonrisa en su rostro.

— Porque me he dado cuenta que necesito profesarle mi amor y proponerle matrimonio para sobrevivir a este mundo – e incluso en una situación como esta, mi sarcasmo habla por mí y, pese a ello, soy capaz de ver cómo la sonrisa de Taehyung se ensancha, mientras que las carcajadas -que he aprendido a identificar- de Park Jimin, resuenan en cada rincón de la sala de ensayos. – hablando en serio, necesito entregarle las últimas ediciones de la portada del mixtape en menos de quince minutos o Calvin me matará – miento tan torpemente como soy capaz.

Dom carraspea, saliendo del estupor que parecía haberla consumido y capta mi pésima mentira en un parpadeo, como siempre lo ha hecho. Sacude su cabeza, dos veces, antes de moverse en mi dirección a paso firme.

— Hoseok acaba de salir, Theo – dice ella avanzando hacia mí hasta el punto en el que se detiene solo a un par de centímetros de donde me encuentro y me empuja hacia afuera con cuidado, de regreso al pasillo, lejos de los ojos curiosos de los demás miembros de Bangtan – y tú y yo tenemos que hablar luego, ¡no sabes lo preocupada que estaba! – trata de decir en voz calma, pero parece no darse cuenta que me está remeciendo una vez que pone sus manos sobre mis hombros. – ¿lo conseguiste al menos? ¿tienes las fotos?

6:20  [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora