21. Trajes y tacones

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El reflejo de Dominique, en el espejo del elevador, me hace sonreír.

Su estilizada figura resalta en un delicado vestido negro, largo hasta sus tobillos, el que deja su espalda al descubierto y la adorna con pequeñas cadenas plateadas a juego con sus aretes, los que resaltan dentro de las delicadas ondas de cabello castaño que caen por su espalda.

Se ve hermosa, en todos los sentidos y en los posibles significados de la palabra.

Su rostro va ligeramente maquilado y resalta por las sutiles joyas y adornos que acompañan su atuendo, con su cabello acomodado sobre su hombro derecho y cayendo por su espalda, haciéndola lucir como una jodida estrella de cine, más aún con los enormes tacones de color neutro que ha decidido ponerse, incluso midiendo un metro ochenta sin ellos.

A través del espejo, veo dibujarse en sus labios -ahora maquillados de un rojo oscuro- una sonrisa que alcanza sus ojos ámbar, haciéndolos brillar un poco más mientras me analiza, de la misma forma en la que yo lo estoy haciendo, como si supiera exactamente lo que estoy pensando.

— También te ves hermosa – dice ella, con un tono de voz que no refleja nada más que sinceridad en su estado más puro y con esa mirada en la que no existen titubeos.

Siento mi sonrisa crecer mientras ella se acerca hasta pasar un brazo por mi cintura, abrazándome delicadamente a lo que mis propios ojos buscan mi reflejo en el espejo del elevador en el que nos encontramos.

El vestido plateado se acopla a mi cuerpo como si estuviese hecho a medida. La tela satinada que cubre mi piel hace resaltar el tono de mi piel y la enorme abertura en mi pierna derecha, que termina justo en la mitad de mi muslo, destaca el largo de mis piernas junto a las bellas sandalias de tacón alto que mi hermana me ha obsequiado para esta ocasión especial.

Mi mirada pasa desde mi vestido hasta mi rostro, pasando por mis ojos maquillados ligeramente en tonos cobrizos y neutros, lo que hace que la diferencia de color en estos se haga aun más evidente, sin embargo, me hace sentir más confiada que nunca.

Repaso por un corto segundo mi cabello atado en una coleta alta, la que aparta todo el cabello de mis facciones para que mis ojos destaquen como el punto focal de todo el atuendo, o al menos eso dijo Sun en el momento en el que maquillaba mi rostro. Finalmente, vuelvo a mirar a Dominique, sin dejar de sonreír.

— Ambas se ven hermosas.

El pequeño momento de sinceridad e intimidad que Dom y yo estábamos teniendo se ve interrumpido por la suave y melodiosa voz de Minsun quien, junto a Calvin, nos observan como dos padres orgullosos a nuestras espaldas, portando expresiones de autentica felicidad colándose en cada una de sus gesticulaciones.

— Corrección – habla Calvin, aclarando su garganta al momento que la comisura derecha de su labio se eleva en una sonrisa que delata lo orgulloso que se siente de nosotras en este momento. – Todos somos hermosos, incluso aunque ustedes – nos señala, sin dejar de abrazar a su esposa por la cintura – Hayan decidido usar tacones y ahora parezcan dos amazonas en medio de un montón de enanos. – Termina de hablar en tono de reproche, abultando su labio inferior tal y como lo haría su hijo en medio de un berrinche.

Se me hace imposible no soltar una carcajada a modo de respuesta ante su comparación, volteándome hasta quedar frente a ellos justo como Dom lo hace.

Ver a Calvin haciendo un puchero en un traje hecho a medida, de color azul marino, combinando a la perfección con Sun y su elegante vestido de noche, me hace reír más alto que antes.

— Los vestidos de gala se usan con tacones – lo reprende Sun, sonando tan divertida como su expresión la delata, antes de depositar un pequeño beso en la mejilla de su esposo.

6:20  [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora