Esa mañana cuando ambos cruzaron mirada el odio que surgía era mutuo, Kakuzu odiaba ver que en esos ojos hubiera brillo. Ese brillo lindo y fogoso y Hidan odiaba verle por todo el mal que había sufrido por él.
Lo dejo en una habitación, pidiéndole no salir de allí, ni en todo el día, ni para verlo siquiera. No era necesario tenerlo en su casa pero si iba estar allí no quería verlo.
El otro ni se inmutó. Cerró la puerta en su cara, con gran furia.
Itachi que era espectador de primera fila, los miraba con terror. Un embarazado que podría acabar con todos ellos si se trataba de hormonas y un jefe intolerable que a nadie escuchaba y estaba cabreado.
- Debe calmarse Hidan - Deidara hablaba, dejándole un poco de comida en la habitación.
- Quiero estar solo, permite eso - sus ojos se llenaron de lágrimas, dándole la espalda a Deidara quien asintió y se retiró. No pudo evitar llorar.
Su vida se había arruinado por completo, que se supone le daría a sus hijos ahora. Un padre desquiciado que apenas si le hablaba con palabras tiernas, una familia llena de mafiosos. No podía ni Siquiera salir de allí.
No tenía su celular y era imposible llamar a su padre o amigo en esa situación.
En la tarde, puso ropa abrigadora y salía por los rayos de sol, hacer fotosíntesis en los jardines, estaba un poco brillante pero el frío en los huesos era mucho mejor, se sentía vivo, con calma un silencio bonito y lleno de vida. Los cocineros jóvenes del grupo le miraban a todo momento.
Su hijo era motivo de celebración para ellos. Da uno ya estaba enterado de la gran noticia de su Oyabun, y eso está más que suficiente para que cada que vieran al doncel en casa, le trataran con cariño y al menos no fueran tan bulloso como aparentaban siempre estar.
- Itachi, quiero a dos chicos hoy - Itachi lo visualizo, iban a salir de casa.
- Ya es la cuarta persona, debes dejar de follarte a todos tus chicos. Que pensaran de ti.
- Que soy sexi e irresistible.
- Tal vez - Sonrió - no puedo decir que lo que estés haciendo este bien, tienes a un lindo doncel afuera, que espera dos bebés, y es realmente hermoso, pero eres mi jefe y no me cuesta decir que cumpliré todas tus órdenes - Kakuzu asintió, saliendo a los jardines, viendo a uno de sus chicos llevarle un café bien fuerte.
- Jefe, el joven Hidan ha salido.
- Donde esta - sonrió, iría a molestarle.
Una vez el joven le dijo eso, con su café en mano siguió el laberinto que tenia de casa, y allí lo vio, su piel brillaba discretamente, acariciando el vientre enorme y con una sonrisa en sus labios. Se hizo hacer notar y esa sonrisita brillante se esfumo en cuento cruzaron miradas. No le iba a dar el gusto que al moreno, con cuidado se paró de la banquita del jardín e iba a dar un paso para irse
- Siéntate - fue lo que escucho, tan tosco y raspado, como si le costara hablar con él.
Poco caso hizo, no necesitaba a una bestia como esa, que casi le hace sufrir un aborto, se movió, dando paras a su habitación donde no necesitaba la vista de ninguno de los que allí residía, Kakuzu no se dio por vencido, escuchando a Itachi ir por el auto, el camino detrás de este, y cuando estuvo ya en la puerta de ese lugarcito, el de cabellos plata freno.
- Vete.
- No quiero, es mi casa son mis órdenes.
- Entonces me iré - respondió con enojo, volteando para irse, a un lugar donde no le viera ese maldito rostro.
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♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}
FanficKakuzu y Hidan dos mundos muy opuestos, uno llevara al otro, desarrollando en si la historia Kakuzu x Hidan Esta historia esta dedicada a @Kimi-fujoshi ella me la pedido con esmero y espero no defraudarla. Pero a mis leyentes, tambien es para usted...