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Esa noche estaba demasiada fría, pero en un sauna se encontraba Mikan y Kakuzu, solo ellos dos tras las puertas, el menor miraba al moreno con ansiedad, deseo y ningún impulso de quitarle la mirada de todo el cuerpo, le gustaba cada marca que veía, le encantaba lo bien macho que era y sin contar esa actitud de mafioso ante él.

Descruzo las piernas acomodándose mejor para tener ese ángulo perfecto de la intimidad del mayor

- Sube la mirada, nada se te perdió allí abajo - le veía, en especial los nuevos tatuajes que portaba, un pez koi rojo en la pierna derecha y desde la cadera por el costado derecho del torso creai, podría tener dos dragones en color celeste peleando.

-¿Te gustan? - sonrió un poco encantado - la semana pasada madre me aviso que debería de hacerme algunos, escogí tres, luego de estos dos quiero tatuarme el pecho y terminar con los brazos

- Todavia estas joven, y no creo que los puedas aguantar - ríe un poco divertido por su rostro

- Quien dice que no puedo, además callate nadie se opuso a ti cuando marcaste tus brazos y pecho - cuestiono, parándose lento y bajando de la altura donde estaba, para luego seguir hasta donde estaba Kakuzu y sentarse en sus piernas.

- ¿Que haces? - sostiene la cadera - hablaremos de la liberación de Hidan, todas esas llamadas y mensajes no fueron por nada

- Pero esto ya es lo último - definitivamente ya se estaba rindiendo con el moreno, luego de ver cómo le hablaba constantemente de Hidan, como en sus llamadas lo primero que decía era Hidan, ya comenzaba a perder las esperanzas.

Incluso Sarada que seguía fiel en él hablo de manera cordial sobre que hacer con su vida, porque no buscar una nueva forma de vida con ella, que un doncel y una mujer no podían tener ese tipo de amor.

- Sera la ultima vez - rogó, besando el cuello, sintiendo las ganas de morderlo en ese momento tan crucial, cuando sintió las manos alrededor de la cadera subiendo por sus espalda hasta sentir como se deslizaban por los cabellos, lo jalo hacia atrás, y chupo el cuello blanco.

Ambos necesitados del sexo, ambos sabiendo que uno recupera algo. El otro debía alejarse porque sabía que podía causar una gran lucha entre ambas familias, incluyendo a las aliadas.

Se sentía mísero, demasiado mal para desear otra cosa que el cuerpo de ese hombre, sentir como se metería dentro de él, como mordería su cuerpo y le tocaría. Deseaba más que eso, que le hiciera el amor tan profundo que su respiración se cortara a cada momento, quitarle el aliento y profundizarlo en la muerte.

Si eso deseaba Mikan, morir en los labios de quien amaba, nada más que eso.

y Si paso asÍ, Kakuzu no se contuvo, ni a pensar en otras cosas, ahora priorizaba ese cuerpo pequeño, diminuto en sus manos como temblaba ante la caricia.

Tal vez quedaba bondad en ese corazón que tanto causaba molestias.

- Hazme un hijo - jadea lento, acariciando el la intimida con su trasero, subía lento y bajaba, un gemido fuerte salió de sus labios, los dedos se introdujeron en el canal mojado- te lo suplico.

Como podria vivir con esa culpa, tener dos y a un buen chico que pensaba conquistar hasta con los últimos recursos que hubiera en la tierra, mientras que hacer de cuenta que uno de ellos no existía no podía. ¿Como podria hacerlo?

Pero allí estaba siendo egoísta con Hidan, siendo un maldito hombre y que sería odiado si algun dia se sabía sobre aquello. Pero nadie podía juzgarlo, muchos eran peor.

Por tanto no retrocedió ni un centímetro de la piel del chico, beso sus labios con devoción, toco su cuerpo como si no hubiese mañana y entre el sudor y el calor del sauna le hizo el amor, no es necesario acostarse mientras lo hacen, tener velitas como dicen o pétalos de rosa

Pues creería que se necesita dos corazones en ese momento, dos mentes que sepan lo que hacen, sin restrinciones, sin tabus o manchas. Solo ellos.

Mikan lo sintió en cada esencia de su cuerpo, cada partícula y microorganismo del cuerpo.

...

Para cuando Mikan se fue. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, todos esos días hablando luego de que dijera su actual ubicación y solo puedo hacer eso, porque estaba enojado, molesto de no ver como Hidan perdía las esperanzas de salir de allí, como era bueno y cuidaba de un vientre enorme, celoso si mucho estaba celosos y esa era su última jugada, tener algo que le pertenecía más que otra cosa, un hombre.

- Crees que hice bien - Kakuzu veía por la ventana del auto, iban en dirección a un lugar desconocido.

- Tranquilo, por el momento solo asegurémonos de traerlo a casa, mantenerlo tranquilo hasta el dia del parto.

Itachi le dejó una grata sonrisa.

Luego de llegar al lugar, todos se prepararon para bajar algunos armados, pues el lugar se veía como si no hubiese nada, se pensaba podría ser una trampa de lobos, revisaron la amplia casa tradicional y no había nadie para explicar o decir donde podrian estar. Por los ojos de Kakuzu pasaba nada más que la decepción e ira, hablar con Mikan solo era una pérdida de tiempo. Hacer un trato con él era peor que venderle el alma al diablo.

Estaba seguro que todas esas cosas solo fueron un engaño de él, y como un idiota cayó a ese tentacion.

Mando a retirar a todos los hombros, pidió a Itachi llevarle a un lugar en Kyoto, sostuvo el celular marcando uno de los pocos números que en él tenía.

- ¡¡Me puedes explicar que mierda pasa por tu cabeza!! -grito en cuanto respondieron la llamada - ¡¡No tienes palabra!!

El suspiro de la línea contraria se escuchó - Paso algo, no puedo hablar - colgó la llamada dejando a Kakuzu gritando solo, hasta ver el celular que casi lo vota si Itachi no lo detiene.

- Estoy seguro que solo quiere jugar conmigo - se rasca la cabeza con desesperación

...

Hidan comía con ansias una torta que Mikan había llevado para él, acariciando los movimientos que se producían en su vientre.

Estaba un poco tranquilo, sabía que Mikan solo estaba jugando al secuestro ya que hasta el momento no estaba haciendo otra cosa, y eso le relajaba un montón.

Se para con cuidado y entro al baño, haciendo del uno ya que esa era su más necesidad cada día a cada hora. escucho la puerta cerrarse, suponía que Mikan había salido de la habitación, luego a los pocos minutos salió el, miro la tv con el brillo de que Mikan la estaba viendo.

Se acercó a apagarla, sus ojos se abrieron como dos grandes lunas, grandes y brillosas sorprendido con el corazón subiendo la intensidad de cada latido, se cubrió la boca para contener el suspiro, llanto o gritos.

Veía a la perfección dos cuerpos moviéndose como uno, disfrutando de algo placentero en compañía, dio varias veces para apagarlo, no deteniéndose incluso si ya no veía nada

- Como puedes - frustrado - como puedes mostrarme esto Mikan - pues no, a él no le debía nada, no cuando él deseaba salir de allí y él solo hacía por divertirse como si no fuera alguien que se mereciera algo mejor. Frustrado dio un paso atrás recostandose en la cama, cubriéndose por completo.

Mikan escuchó los lamentos, llantos que no cesaban y no sabía si sentir culpa o estar feliz, antes de darlo quería que recibiera algo de dolor de su parte, pero su mente le recriminaba una y otra vez ¿Que he hecho?





Hola de nuevo, luego de muchos siglos... Estoy buscando la motivación entre todos las cosas que se acomulan en mi cabeza, lamento tardar cuando digo que subire el capitulo pronto.

Gracias por leer.

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora