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Justo luego de terminar de comer, Hidan tomo un baño de aguas tibias, para su sorpresa cuando salió Kakuzu estaba haciendo su cama, ambos en silencio y sin peleas verbales se miraron unos segundos, el menor suspiro con tranquilidad y acarició la gruesa mano del moreno.

Comenzó a contarle sobre su madre, como era su trabajo y que hacía diariamente, sobre las ambiciones que ella tenía hacia él, respectivamente como comenzó a formar parte cada día de eso, mostró talento con la capacidad mental que los investigadores tenían, gracias a ello fue un buen pase a que lo solicitaron para ese trabajo, gracias a ello pudo llegar a su lado. 

Suspiro tratando de no llorar por su falta, la cálida mano del moreno y su sonrisa la daban seguridad a que siguiera hablando, todo saldría bien si esa mano sostenía la suya con cuidado. 

Justo se sintió en la misma misericordia, paso a paso le conto como llego alli, que tuvo que arriesgar y el miedo que sentía porque su vida estaba en juego,  cada micrófono y cámara, fue expulsado de la casa, comenzó a tener afecto y en esos meses llegó a sentir esa conexión especial de una pareja. 

Llego amar al moreno, como sus días de cansancio se volvieron una maravilla y así siguió hablando durante un largo tiempo, dándose cuenta que el llanto no le ayudó mucho, que se detenía para poder continuar, que se había equivocado.

Palabras simples que pesaban al juntarlas haciendo oraciones muy incapaces de formar.

- Lamento decir todo esto, lamento ser grosero y ... y lamento causarte dolor, pero realmente te ame - suspiro - cuando me enteré de los bebés, ya no podía volver contigo, aun asi, me alimente bien y seguir por ellos, pero cada noche llamaba a tu nombre, cada noche fue difícil - ambos apretaron sus manos - lo más importante ahora es que lleguen sanos, debemos dejar estas peleas sin sentido.

El moreno asintió, sabiendo que tenía razón

Internamente no quería perder a ese moreno, pensaba en todas las cosas que quería decirle.

- Entonces, ¿me perdonas?

Pero lo vio marcharse, el solo se paro y se fue, y eso destruyó su corazón, porque no sabía si luego de eso dicho todo volvería a la normalidad.


...


Mikan torturaba la foto de Kakuzu y un boceto de ese embarazado, los quería muertos a todos, por burlarse de él como si fuera un niñato, les haría sufrir como si fuera su ultimo dia, luego los torturarria y al final el embarazado moriría, para tener un recuerdo se quedaría con sus bebés, y todos felices.

Miró a su hermano, un niño de diez años, el menor junto a su madre saldrán del país para comenzar la educación del menor, se verían en vacaciones y llamadas, esa era su oportunidad, cometería su acto una vez ella no estuviera.

- Cuidate si, no causes problemas hijos, ya hemos hablado de eso - la mujer de cabellos rubios, una extranjera le hablo con sumo cariño.

- Si mami - engañada estaba, tenía una clase de hijo que le mostraba lo que ella quería ver, pero por dentro guardaba sus monstruos rencores y pensamientos, como él quería ocultarlos. su hermano corrió a él y lo abrazó, despidiéndose y saliendo de casa, cuando lo viera ya sería un adulto, se preguntaba si seria guapo o uno más de la cadena alimenticia 

- Señor, debemos ir con su padre - un adulto casi veterano le hablo

- No iremos hoy, cancela la cita, dile que no puedo - respondió, tenia cosas más seria que planear esas semanas para llevar a cabo

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora