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La ceremonia de Sarada habia sido corta, por pedido de esta en vida pedía que fuera lo más corta posible, ella creía que tanta palabrería y que las personas vieran un ataúd por más de 20 minutos era una perdida de tiempo.

Nadie interfirió con Mikan cuando le pidió al padre lleno de tatuajes en sus manos que no tardarán más de 10 minutos en eso. Que su amada esposa quería algo corto y así fue. Se sostuvo con un bastón y ese tiempo estuvo de pie con las rosas rojas que su esposa amaba con su hijo a su lado y con personas que el no deseaba ver familiares de su Sarada.

- Ella es una guerrera - susurro sentado con su hijo enfrente de la tierra que cubría el lugar de descanso de la morena - me protegió todo una vida, amando a este loco sin corazón. Ella era mi todo

Hideki lloro sin contenerse, llorando al lado de su padre quien también terminó llorando. Ambos rotos por la gran pérdida de quien para ambos era la mujer más especial en su vida. A la distancia Hidan estaba cubierto por un abrigo negro y su esposo Kakuzu solo podían observar y esperar para ir por ellos.

Le habían pedido a los chicos irse con Itachi por adelantado y preparar algunas comidas y bebidas.

- Deberíamos ir por ellos Cariño? - pidio Hidan- no es bueno para ambos

El hombre mayor asintió. Y camino con paso seguro, se había sorprendido de como Mikan al dia siguiente de despertar comenzó a organizar con Luca una ceremonia para Sarada, flores había pedido al cura que le regalara solo 30 minutos de su tiempo para el día siguiente y organizo las flores con sus manos. Se habia encerrado mientras en la madrugada Sarada era preparada para enterrar la.

Todo habia sido tan rápido que aún lo analizaba. Pero Hideki habia interrumpido a cada persona que quería deter a su padre, amablemente les pedía alejarse de él ya que estaba haciendo lo último que le podía ofrecer a Sarada. Ahora allí a pocos pasos de ellos admiraba la fuerza y no lo miraba como el niño que le hizo la vida feliz e imposible en un tiempo.

- Mikan, Hideki debemos irnos. - Les susurró Kakuzu.

Sin palabras ambos caminaron a su lado. Con una calma que a Hidan aterrorizaba a veces. Mikan le saludó apenas con un movimiento de cabeza antes de subir al auto con su hijo.

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Ryota había mirado la forma desinteresada en la que Mikan cuidaba a su hijo aún sin ser conciente donde estaba, le sonreía y ponía comida en el plato de este. Estaban en la sala principal con varias personas que acompañaron a los dos Shinaides.

No soporto el aura gris y triste de los Uchihas y salio a tomar aire frío. Encontrándose con Luca que le sonrió. Ambos caminaron alejándose de la sala. Y estuvieron en un silencio largo pero no abrumador.

- Te irás? - pregunto en un susurro

Luca le miro por el rabillo de ojos, inhalando el cigarrillo en sus dedos, el chico le pareció hermoso no había duda

- Si. Tengo otros asuntos que atender, ¿me necesitas aqui para algo ? - el vapor lo tiró sobre el chico que lo inhaló sin problema alguno, ya acostumbrado al humo que su padre producía a veces.

- No suelo ir por allí diciendo cosas locas, mucho menos en un día como este. Pero me gustas o al menos me produces cosquillas en todo mi cuerpo cada que pienso o lo miro a usted - Dijo - no soy atractivo pero espero serlo algún día para que me tenga en cuenta.

El hombre mayor no esperaba esa declaración pero no la rechazó

- Cuando estés listo entonces vendré por ti. Esperame niño - Sonrie al ver la cara de enojo y el puchero rosado y mojado de sus labios. Se encorbo y lo beso en los labios Ryota no se hizo esperar y hundió en el beso, sintió que las piernas se le volvían gelatina, más Luca lo abrazo de la cintura y lo apretó en una pared donde el menor lo acepto con sus brazos entrelazados al cuello y siguió el beso desesperado

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora