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En la aterradora oscuridad con una bombilla a lo lejos se escuchaban golpes aterradores, como si los huesos del cuerpo o cara se rompiera fácilmente aterrando a alguien de mente devil, entre jadeos y gritos de socorro no auxiliados, más el lugar no estaba solo por esos tres hombres que allí se encontraban. Desde la oscuridad se observaban más de seis hombres, tomando un fino whisky escocés recién traído de su  como regalo.

Quien daba golpes a moles era Kakuzu, el hombre descargaba la impotencia con aquellos que debían dinero y no deseaban pagar, los derechazos eran mortales y con una sola mano golpeó incontables veces el rostro del hombre que cayó al mugroso y frío suelo, la sangre se hizo chorros desde su nariz y su tráquea que trataba de no ahogándose en su propia sangre, por la fuerza que al inhalar no ayudaba en la situación.

- Lo va a matar y no es la idea Jefe - Deidara quien miraba parado detrás de Itachi habló - La deuda no ha sido pagada

- Entonces tráeme a su linda mujer, puede que ella sepa pagar una deuda - el hombre descalzo camino a una mesa pequeña donde vierte la amarga y fina bebida que llevó a su boca, quemando su garganta al son de saborearlo, en sus manos tomo una katana, filosa, reluciente que arrastró por el suelo, estallando el brillo al chocar de manera rápida con esta. La ubicó justo en el cuello del hombre y con su desfigurada sonrisa la paso de manera suave por ella, abriendo y haciendo un desorden de sangre, cuando se miró el huevo y carnosidad - Mierda mis pies, Dei ve por su mujer.

- Como ordene Jefe - caminó hasta el otro hombre, aun consciente por la paliza que le metió el moreno.

- Ahora tu, iras a que te curen esas malditas heridas, y cuando terminen pide a alguien un traje, harás el trabajo que te ordene, entiendes

- S..si - los labios partidos dolían hasta con su respiración, la sangre se filtraba rápido por ellos y le hacían temblar ante la presencia del otro.

- ¿¡Sí qué!? - golpeó la herida de su pierna.

- ¡¡Si oyabu!! - grito fuerte, sintiendo su piel arden, todo su cuerpo torturado y errático.

La botella entera fue vertida en las manos de Kakuzu quien refresco su largo cabello tirándolo hacia atrás, haciendo una coleta.

- Sasori trajiste a los chicos -

- Sí, jefe están arriba como ordene - dejaba su lugar para ir detrás de este.

Itachi y Deidara llevaban esa "pelea" sagrada que se volvían más frecuentes, y no es que Deidara se negara, Itachi se volvía provocador conforme las semanas, sus peleas se disponían a una cama caliente, si no había cama un auto, el suelo frío, incluso por los lugares donde mantenían guardia, ellos solo les daban el espacio y listo; el sexo se volvió apetitoso para ambos, no importaba la postura solo deseaban acabar con el deseo.

- Bien, me tengo que ir- Deidara se vestía apurado, era de tarde y tenía una cita. Además debe traer a la mujer que kakuzu de seguro meteria a su cama y luego la votarían - Oye Itachi

- ¿Qué? - ponía sus pantalones, debía ir con Kakuzu, se suponía que estaría allí minutos antes, pero el jefe entendería

- Iré al hospital, puede que esté en cinta - le soltó abriendo la puerta - En tal caso que lo esté no es necesario que te hagas cargo, no es bueno traer a un niño a este mundo y prefiero sacarlo que darle esta vida - salió de la habitación sin escuchar respuesta.

En el camino no hizo más que llorar, si hubiera sabido que era portador de un vientre para criar nunca se hubiera metido a ese mundo, no podía hacerle eso a su hijo, su opción era sacarlo, no tenía de más.

- Dei- Sasori corría hacia él, deteniéndose cuando le pidió no acercarse

Tomó la moto negra, una pulsar 200NS y fue al hospital, debía salir de su duda.

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora