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Kakuzu sonrió con lamento - eres mucho más de lo que yo pudiera desear - dijo, metiéndose entre las piernas desnudas de su marido, acariciando los músculos firmes de su esposo. Fue directo a sus labios donde sus lenguas se encontraron besando con vehemencia sin control. Hidan atrapó el cabello  del mayor, dándose la vuelta quedando sentado encima de él, con su miembro ya desertando de su flacidez. 

Jadeo al separar sus labios, saco la correa y el resto de prendas que le impedían llegar a su objetivo, seguido de palmear y acariciar el pene, grueso y de tamaño bastante enloquecedor, le encanta como lo pone loco cuando lo agarraba en su boca o en sus entrañas, jadeo solo con tenerlo en sus manos. Entre ambos le quitaron los pantalones y Hidan no dudo ni un segundo en correr al closet y coger una botella de lubricante sin sabor ni olor para luego volver a su posición y plantearse a jugar con su esposo. El miembro ya duro y en todo su resplandor se ubico perfecto entre sus dos nalgas. 

Ni tanto ni corto, comenzo a mover su cadera. Mientras adelante el se juntaba un poco de lubricante en sus propio miembro para que la fricción fuera más placentera.

- Bine, me prepararé yo mismo - dijo, tomando la botella seguido de juntar sus dedos a su ano y comenzar a estimularse el mismo, los gemidos no se hicieron a esperar, estaba agitado y sus dedos entraban y salían, buscando espacio. 

Kakuzu sabía que no le convenía cambiar de lugar, no cuando su esposo estaba dando tan maravillosos espéculo, jadeo al sentir como su miembro era puesto en la entrada semi abierta y comenzaba a meter tan solo la glande y sacarla, el pene de hidan estab duro contra su vientre plano votando gotas preseminal. 

- Sigue asi, sabes que eso me enloquece - jadeo, gustoso y excitado, mientras cada vez más entraba en el menor, cuando se sintió apretado gustoso hasta su base, le encantaba ese movimiento, sentir la piel mojada caliente y estrujada al entrar y salir hizo tentativo, mover su cadera varias veces. Hidan también dio el movimiento y por tanto el bajaba Kakuzu subía, haciendo más fuerte el placer, rozando su punto G y haciendo que los gemidos volvieron loco al de abajo.

- Ahg sigue asi mi amor - pronto ya no estan entre las sabanas, al borde de la cama, kakuzu arremetía embestidas sin darle a Hidan un segundo para pensar que estaba siendo fuertemente pegado a  la contra la cama. 

- Están tan apretado Hidan - atrapó el cabello el menor haciendo un aro con su espalda para llegar a su cuello y morder chupar, su espalda no se quedo atras. Le dio la vuelta y apretó el miembro que Hidan masturbaba locamente. 

- ¡¡Jo-joder me corro !! - grito un segundo antes de correrse y apretar su ano para así sentir la semilla caliente del moreno entrar a lo profundo de su entrañas. 

- No te duermas bebé, sabes que esto recién comienza - la noche para ellos no terminó en ese orgasmo. Fue mucho mas alla, entre el alba del día siguiente cuando Hidan ya no podía ni siquiera moverse con su último orgasmo de su esposo.

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Mikan quien desde hace tres semanas estaba siendo torturado hasta la inconsciencia en ese momento era despertado por un balde de agua en su rostro dejándolo sin poder respirar de lo agotado que estaba y la cantidad de agua que pusieron en su cara, jadeo fuerte tosiendo todo el agua que tenía dentro de sí mismo. 

- ¡¡Basta, porque nos hacen esto!! - Sarada desesperada lloraba por su marido, sin poder contenerlo, estaba preocupado por él, era quien se ofrecía a recibir su parte y la de ella, para mayor placer de sus secuestradores quienes sabían que ella sufría cuando lo lastimaban. 

Les habían hecho recordar porque estaban allí, eran una banda que se había formado con la muerte de su último jefe, del cual ellos habían sido los causantes. Pero en ese mundo no se podían creer que todos se salvarán cuando era claro que era una mentira, mueren personas todos los dias entonces ellos porque no podria morir. 

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora