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- Escúchame Hidan, sé que te quieres retirar pero este es un pez gordo y necesitamos atraparlo, sé que has tenido mucho pero eres importante para esto.

- No quiero - respondió - tengo una vida, no puedo arriesgarla para satisfacerlos a ustedes.

- Solo será esta ultima vez - le suplicó - lo juro.

- Esta bien - el hombre salió de su consultorio - ya este será el último Hidan luego iras a vivir a los Estados unidos - se decía así mismo.

- Señor otro paciente.

- Hazlo pasar - llevaba su semana, ajetreada entre trabajo sirviendo aquí y allá, pero aun cansado ayudaba con cariño y respeto hacia los demás.

Había pasado un mes, desde la última vez que se vieron, se decía que tenía un pase directo a una reunión de Gánster y el iría como propietario de una cadena de Hoteles y hospitales que estaban cayendo y necesitaba un préstamo muy grande.

..

La noche se hizo presente y así los días, el día de la reunión llego se vistió con su mejor esmoquin, salió en un auto negro dirigido por dos hombres más que se harían pasar por escoltas. El llegar le ubicó el micrófono y salió del auto. Camino entre la multitud saludo a varios y busco con sus ojos al otro. No estaba, donde estaba se desespero había perdido su tiempo.

- Me buscas - le susurro y se tranquilizó su aroma, el grosor de su voz le hicieron eco en sus orejas y nariz.

- Si - sonrió meloso y lo devoro con las miradas.

- No pude dejar de pensar en ti.

- ¡Oohh! - y miro sus hermosos ojos, le encantaban - quieres ir a un lugar más privado.

- ¿Crees que podamos luego de esto? - y el otro sonrió, dándole su total a sentimiento.

La reunión siguió, los gánsteres firmaron contratos no sabía muy bien de que, de seguro eran cosas malas, hasta el hombre que estaba hace un rato con él igual firmo unos papeles, ninguno se movía de su lugar miraba a hombres con trajes negros siempre custodiando a su presa y llego a sentir miedo, de pronto sería descubierto y allí terminaría su vida

- Ya vamos - tomo su mano y juntos caminaron hasta el coche del mayor, los autos que iban a sus lados, atrás y adelante le daba aún más temor. Hoy rompería una regla, que siempre mantuvo para sí mismo no acostarse con ninguno de ellos, pero la forma en que lo besaba y tocaba era irresistible.

Montó en sus piernas y comenzó a desvestirse ni siquiera esperarían a llegar a un hotel o casa del moreno, no... De una vez, incluso sin importarles que el conductor estuviese delante de ellos.

Beso las tetillas rosadas y mordió, el otro soltó un gemido excitante y atrajo más al otro a su pecho quería profundizar, busco sus labios, y saco el miembro ajeno dando fregadas con el de él que seguía guardado en sus pantalones.

- Vamos dámelo- le dijo, esperando que le mandara a ponerse en cuatro y le dieran duro hasta que su trasero no pudiese más, más esa preposición nunca llego, el otro Kakuzu bajo sus pantalones sentándose un poco en él, solo la cabeza para ser delicados.

- ¡¡Mierda estas caliente y apretado!! – enredo su brazos a la cintura ajena y lo metió por completo el otro soltó un suspiro desgarrador pero después de que le empezara a tocar despacio en su miembro comenzó a disminuir el dolor, su cadera dio leves movimientos.

- Me corro- gimió bajito al sentir otra embestida más.

- Tienes el mejor culo del mundo - le dijo, dando otra embestida tomo entre sus manos el trasero y lo separo con mucha fuerza dándole a su pene mejor entrada.

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora