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Dei caminaba entrando a la fortaleza de Kakuzu, una mujer linda y rubia venía caminando detrás de él, no hacía ruido, a eso nos referimos como hacer Preguntas o llorar, sumisamente estaba adiestrada por su marido ya asesinado, Dei se había encargado de arreglarla de la mejor manera y pedirle que no hablara las preguntas se resolverán solas.

Cuando se hicieron las nueve de la noche el moreno recién llegaba con Itachi, entre una sonrisa escoltó a la mujer joven explicándole algunas cosas, aunque no quería en silencio suspiro y lloro por su marido. No supo cuántas vueltas dio pero estaba tan segura que cada vez se alejaba más de la puerta, entre los jardines y arenales con forma se perdió a primera.

Una cortés invitación a una habitación a la que entro atras del hombre. Supo que hacia alli, seria un objeto sexual para él. Cuando la olió su cuello sintió un calor en su cabeza, calor excitante que bajaba a su cuello y estómago sin falta se concentró en su vagina. La mano grande separó sus piernas y metió la mano por entre el interior, ella gimió en su boca pues un solo dedo era suficiente para evitar sus sentido y perder el control de sus piernas.

- Oh estás mojada - la rubio sentía tanto calor, un hombre de ese calibre arruinando sus prendas besando, mordiendo su cuerpo. Le dio libertad en las piernas. Su esposo le gustaban las mujeres sumisas y ella había sido adiestrada como un caballo, era para abrir las piernas y callar todo. Entregándose al placer así no lo sintiera.

Cuando Kakuzu bajo entre sus piernas se deleito con el olor, exquisito pero nunca a Hidan, su pene respingo recordando, la mujer fue dejada atrás. Allí se encontraba al menos en su mente Hidan, como olvidar ese toque, sus besos, sus manos su ano mojado al contraer para que le llenara de semen

Su ansiedad bajaba a al tener sexo con mujeres y chicos, porque sabía que en ese momento no podía arriesgarlo a tenerlo, esperaria esos días y listo

Las manos de la mujer arañaron su piel, Kakuzu tocaba su clítoris haciéndola gritar constantemente, siendo rudo en las embestida. Deseosa de más. Cuando desde atrás las embistieron palmadas fueron dejadas en su trasero. Dolorosa queriendo huir pues eran fuertes y quemaban, pero el placer en su vagina del largo pene la hacía gemir sin contenerse.

- ¡¡No puedo más!! - entre hablo, gritándole luego que parará al menos un poco, pero el solo imaginaba a Hidan, él soportaba esa magnitud, ni siquiera utilizaba tanto su salvajismo en ella. Golpeó la espalda de la mujer, ella calló sus gritos. El moreno llegó tan profundo, adentro era mojado caliente, ella curvo y gimió cuando sus pezones fueron mordidos

- ¡¡Maldición Perra, aprieta más!! - pues era la parte más buena de esa vagina, apretaba mientras estaba mojada y su cabeza se encogió tan rico que era imposible no querer parar.

Dai preparaba agua caliente con hojas de ruda, mientras lloraba a vista de Orochimaru. Este no sabia donde meterse pues era una decisión muy difícil. Sentado delante de Deidara apago a olleta y sirvió la tacita.

Los lagrimosos miraban la copita enfriándose, con contenido de peligrosidad para él. Orochimaru lo dejo solo, uno de sus mayores rivales en locuras pasaba por esos momentos y el no sabia que hacer para ayudar.

Dei levantó su mano con la copita tibia luego de minutos, la llevó a su boca sintiendo el amargo sabor de esta asqueando más, el olor no era beneficioso. Era lo mejor Itachi no se haría cargo de ellos y si lo hacía sería del bebé pero nunca de él, que era un hijo si no tenía padres amorosos. El segundo sorbo fue entre lágrimas mas fuertes

¿Que estaba haciendo? Se preguntó tocando su vientre, no podia, no podia hacer tal acto macabro. Sería peor de lo que ya era, el agua de ruda quedó en el suelo con la copa y el dando arcadas. Vomitaría eso, necesitaba sacarlo de su estómago.

♦ Tu Dueño♦ {Mpreg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora