«epílogo»

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La casa está en completo silencio, pero sabe que eso no durará por mucho tiempo. Su esposo y sus dos hijas entrarán pronto del patio trasero y el alboroto que se forma cuando eso pasa es enorme.

—¡Mommy! ¡Mommy! —su pequeña Altair grita al cruzar la puerta del patio trasero. —Daddy me enseñó un nuevo truco. —la abraza por las piernas.

—¿O sí? —la recoge en sus brazos, acomodándola en su cintura, revisando que no tenga ningún rasguño o golpe.

—Hola mi luna. —su esposo aparece por la isla de la cocina, dándole un tierno beso en los labios.

—Hola mi sol. —le sonríe como una boba enamorada.

—Y tú eres nuestra estrellita. —Christopher vuelve a ver a su pequeña de 2 años.

—Me siento excluida. —Sarah finge estar ofendida.

Christopher la toma entre sus brazos, besándole la coronilla. Ella se vino a vivir con ellos unos meses antes que se casaran y la adoptaron un año después. A los dos años nació su pedacito de cielo, Altair y desde entonces son una familia feliz.

—El almuerzo está listo...—

—¿Mami, podemos comer afuera? —pregunta Sarah, haciendo un hermoso puchero al cual su madre no se puede resistir.

—Solo si prometen no meterse a la piscina es terminando de comer. —los mira con los ojos entrecerrados.

Sus dos hijas y esposo hacen eso cada vez que comen en el patio trasero. Una que otra vez ella patina en el pequeño skate park que construyeron. Las niñas juegan en la rampa mientras sus padres preparan todo en la mesa del patio.

—Nunca pensé que tendría esto. —Christopher se pone de pie detrás de ella, envolviendo sus brazos alrededor de su torso, descansando su mentón en su hombro. —Una hermosa familia con el amor de mi vida. —

—Mommy and daddy are doing it again. —Altair comenta con una mueca en su carita.

Sus padres y su hermana se ríen a carcajadas.

—Vengan aquí las dos, ya está listo el almuerzo. —

Comen el almuerzo mientras conversan de cómo les fue durante el día. Después de comer, todos agarran sus patinetas para practicar en la rampa. Sus hijas traen casco y rodilleras y no es porque ellas quieran, si no porque su madre no las dejaría patinar si no fuera así. Christopher sube a Altair en la patineta y la empuja para que ande, ella se aferra a él como si su vida dependiera de eso.

—No tengas miedo de caer. —le acaricia su mejilla, diciéndole esas palabras que su esposa solía decirle cuando apenas empezaba a aprender andar en patineta.

El corazón de JJ se le hace pequeño por la hermosa escena, pero la preocupación la invade cuando su esposo empuja a su niña con mas fuerza.

—Con cuidado. —ella espeta preocupada. —Que si me la quiebras me tendrás que hacer otra. —se muerde el labio inferior seductoramente.

Su esposo la vuelve a ver tan rápido que no está seguro como no se quebró el cuello.

—No me hagas eso enfrente de las niñas. —vuelve a ver el bultito en sus jeans.

—Yo me encargo de ella. —Sarah dice, tomando a Altair en sus brazos. —Ustedes vayan a divertirse. —les guiñe un ojo mientras camina para la puerta.

Christopher camina para donde su esposa esta, la toma de la cintura acercando su feminidad a su miembro. JJ deja escapar un gemido de sus labios, sintiendo la misma sensación de hace años.

No Tengas Miedo De Caer - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora