CAPÍTULO 10

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Le enseñé el recreo a Ariana, que me estuvo escuchando con atención.

Después de mi clase de artes y la suya de anatomía, ya era la hora de salir.

-¿Quieres venir a mi casa a comer?- me preguntó pegando un respingo- Así podría presentarte a mi familia.

Estaba muy ilusionada, no podía decirle que no, y, al decir verdad, yo también estaba entusiasmada.

-Vale- sonreí-pero antes tengo que visitar a alguien.

- ¿Te acompaño?-

-Vale- le respondí

Así no tendría que ir andando hasta el vecindario sola.

Mientras caminamos hablabamos de bellas artes.

Estuvimos escuchando algunas canciones en las que ella había estado trabajando.

Se le daba muy bien la música.

Yo era más de escritura y dibujo, donde no tenía que subirme a  un escenario.

Me escondía en mi rincón favorito de la casa, en silencio.

Eso sí, escuchaba  música a todas horas, incluso en clase, cuando el profesor no miraba.

De repente vimos un lugar donde vendían sopa casera.

Nos acercamos.

-Voy a comprar un poco-

-¿No te venías a mi casa a comer?- me preguntó Ariana extrañada.

-Sí, por supuesto.

Es que mi novio está enfermo y me gustaría hacerle compañía, y llevarle algo caliente para que se sienta mejor-le dije, mientras sacaba un billete para pagar.

-¿Era tu novio al que querías visitar?- No me dejó contestar. Rapidamente siguió hablando- Entonces será mejor que vayas sola.

Sacó una pequeña libreta de su mochila, y escribió su dirección en una de sus hojas, que después arrancó.

-Te veo luego- me dijo guiñandome un ojo- ¡Ligona!

Se despidió con una sonrisa.

Estuve planificándome un poco.

Iría a ver a Gonzalo, mi novio.

Novio, novio, novio....

¿No sería aquella palabra demasiado intensa?

Me marcharía andando a casa de Ariana para comer y luego de vuelta al insti para hacer gimnasia.

El día anterior había sido algo más corto.

Sin darme cuenta llegué a casa de Gonzalo.

Llamé a la puerta, pero estavez nadie contestó.

DENTRO DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora