CAPÍTULO 5

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Después de matemáticas, y de otras dos asignaturas a las que no presté mucha atención, por fin sonó el timbre.

Recogí mis libros, y los metí bajo mi pupitre.

Metí mi mochila en el maletero, y arranqué mi coche para volver a casa.

Obrevaba a los chicos y chicas de mi edad volver a casa en grupos, y de repente, a unos metros de distancia, divisé a Gonzalo.

Al verlo, puse los ojos en blanco y no pude evitar sonreír.

Aquel chico de ojos claros me atraía de verdad.

Al cabo de unos segundos, lo adelanté, y unos minutos después llegué a mi urbanización.

Me pareció divisarlo detrás de mí, através del espejo retrovisor mientras giraba  una esquina.

No le di mucha importancia y al llegar a mi casa, empecé a preparar la comida.

Yo era la que cocinaba siempre, porque mi hermana Viki, a pesar de tener mucho talento,  y  tener 18 años, no sabía cocinar ni un huevo frito.

A veces, incluso me daba pena.

¿Qué iba a ser de ella cuando ya no estuviese yo ahí para prepararle su lasaña?

-¡Aaiich!-me acababa de quemar el dedo por no haberme puesto los guantes de horno.

Genial, era lo que me faltaba.

De repente llamaron a la puerta y salí a abrir.

Supuse que sería Viki, que siempre llegaba algo más tarde que yo, pero no lo era

-Hola, Charlie- me dijo Gonzalo con su arrebatadora sonrisa- Parece que somos vecinos...

-Hola- le respondí, devolviéndole la sonrisa-Bienvenido al barrio.

Me había achicharrado el dedo, así que comencé a resbuscar en los cajones de la entrada para encontrar una pomada.

Invité a Gonzalo a entrar, se acercó a mí  y me cogió la mano con suavidad.

Yo intenté apartarla, pero el me lanzó una mirada fría  y la agarró con más fuerza.

Sujetó la pomada que sostenía en mi mano derecha y me la aplicó,  con tanto cuidado como el que acaricia una muñeca de porcelana.

-Gracias-le dije, titubeando.

Me aparté de él y entró en la cocina.

De repente, escuché un zumbido en mi bolso,  cogí mi movil y abrí el whatsapp.

Tenía un mensaje de mi hermana

Charlie, lo siento, no llegaré para comer, he quedado con un chico muy mono , ya te contaré

-¿Qué te pasa?- me dijo Gonzalo al ver mi cara de decepción.

-Nada-le dije sentándome en la mesa con él y soltando un suspiro- Es mi hermana.

Ha quedado con un chico, y no llegará para comer.

No estaba segura de por qué se lo contaba. Al fin y al cabo, lo conocía de una tarde.

-Pues entonces parece que voy a quedarme a comer aquí contigo- me respondió acercándose un sitio mas a mí

Levanté una ceja

-¿Qué te hace pensar que quiero comer contigo?- le pregunté con tono sarcástico

-Lo estás deseando- me comentó acercando sus ojos azules como el mar a los mios.

De nuevo me quede embobada mirando  su rostro, e intentando disimular un poco, le di un golpecito en el hombro

-Eyy! No estoy desesperada!

Los dos nos reímos.

-De acuerdo, pero solo para no desperdiciar la lasaña- comenté levantándome para poner la mesa.

-Sí, sí....-me dijo guiñandome un ojo.

Y, entre risas, nos sentamos a comer, contándonos cosas como si nos conociésemos de toda la vida.

Estaba agusto a su lado.

DENTRO DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora