CAPÍTULO 21

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Caminé entre la gente,  sin pasar desapercibida.  Todos me miraban, los chicos me piropeaban, y las demás chicas me miraban con cara de asco.

Me acerqué a la mesa del D. j y les pedí que pusiesen adrenalina.

Nunca me habría puesto a bailar con los chicos, y menos con los que no conocía.

Pero necesitaba desfogarme, olvidarme de todo, y disfrutar. Aquello me ayudaba. Bailar con todo el mundo, con gente a la que no conocía y de la que no me tendría que preocupar más adelante.

Cogí un cóctel de la mesa de bebidas y volví a la pista, bailando y bebiendo un sorbo de vez en cuando.

Un chico me cogió por los hombros, y me giré para verle la cara.

Abrí la boca para asustarme, cuando vi el rostro de Ryan frente a mis ojos, pero me tapó la boca con su mano, fría y sudorosa.

Odiaba a aquel chico, me daba miedo, incluso asco. Fue capaz de dejar a mi novio lesionado por tres meses, y probablemente fracasase en su intento. Le habría hecho algo peor de no haber llamado yo al timbre de su casa.

-¡Déjame!-grité

-Nena, sabes que quieres estar conmigo-me apretó contra su pecho.

-Me das asco-le aclaré, empujándole hacia otro grupo de chicos.

Me giré para irme pero me agarró fuertemente por la cintura.

-¡Suéltame jilipollas, me haces daño!-grité intentando escapar.

-¡Tú eres para mí! ¿Entiendes?- gritó echándome su aliento.

-¡Lo unico que entiendo es que eres un lunático!- me alejé andando con la cabeza muy alta.

Me agarró del brazo, y tiró de mi haciendome daño. Me dio varios golpes, arrastrándome hacia él con fuerza cuando intentaba alejarme.

-Mira Charlie. Te quiero, pero me estás artando. Conmigo nadie se mete, y lo sabes. Solo tienes que mirar a tu novio. Lesionado tres meses, en silla de ruedas.

Le dí una torta, seguida de una patada en los huevos.

Me volví a intentar alejar pero esta vez me tiró del pelo.

-¡Ahh!- grité dolorida

Nadie parecía darse cuenta de la pelea, debido al volumen de la musica que resonaba en las paredes del salón.

Esto ya se había puesto demasiado serio. Sentí que me quedaba sin fuerzas , y que la habitación daba vueltas.

-Por favor....-lloré desesperada- Déjame...

Pero no me soltó.

-¿Charlie?¿Charlie?- escuché entre la gente. Era la voz de Gonzalo.

-¿¡Gonzalo!?¡Ayuda!¡¡Por favor!!!-

Gonzalo apareció corriendo entre la gente, me apartó de los brazos de Ryan, y, furioso se avalanzó contra él.

Al poco tiempo, un grupo de gente se acercó a ver la pelea, y, a los pocos minutos, todo el

salón de baile estaba rodeando a los chicos, que se pegaban sin piedad.

Me quité los zapatos, y corrí escaleras arriba para avisar a Marco, que se estaba morreando con una chica, bastante mona.

-Marco, ven ¡Hay una pelea abajo!

Tenía el rimel corrido, y los ojos llorosos.

-Tranquila Charlie, yo me encargo- dijo el mientras dabamos empujones para abrirnos paso entre la gente.

Marco se metió en medio.

-¡Dejadlo ya!

Enpujó a Gonzalo y a Ryan a lados contrarios.

A Gonzalo se le veía muy enfadado.

-¡No te vuelvas a acercar a mi novia!- gritó él intentando avanzar, pero me puse frente a él para detenerlo.-¡Como la vuelvas a tocar te juro que...!

-Gonzalo, mírame. Déjalo. No merece la pena.-

Lo abracé.

-¡Todo el mundo fuera!-gritó Marco señalando la puerta.

Cuando toda la casa se quedó vacía,  cogí el botiquín para curar a Gonzalo en el salón.

Sonaba una música de fondo bastante agradable, y el sonido de un búho, ya que las puertas estaban abiertas, y daban a un frondoso jardín, que parecía el de Alicia en el país de las maravillas.

-¿Te ha echo daño?- me preguntó

-No, tranquilo. Estoy bien- mentí descaradamente

-Como se vuelva a acercar a ti...

-Shhh. Déjalo, ese tio es un capullo.

Mojé el algodón en betadine y se lo apreté contra el labio.

-Aisshh-se quejó.

-¿Y cómo me has encontrado? -

-Fui a tu casa sobre las siete pero tus padres me dijeron que te habías marchadi a dar una vuelta, y como Marco te había llamado para invitarte a la fiesta, supuse que estarias con él.

-Muy bien, Sherlock-

Los dos nos reímos.

-Tengo mucho miedo-murmuré

-Tranquila, ya estoy aqui para defenderte.

-Pero...No siempre vas a estar ahí.

-Nis quedamos callados.

No era mi mejor momento, ni mucho menos.

DENTRO DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora