CAPÍTULO 13

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Me desperté a la mañana siguiente con la colcha en el suelo, y con una palomita bajo mi culo.

Me sentía descansada, apesar de haberme dormido a las tres y media de la noche.

Me levanté de un brinco y, después de ponerme las zapatillas de leones de Ariana, salí andando hacia el salón, donde también se encontraba la cocina.

-Buenos días, dormilona- me gritó Ariana desde la cocina.

Era sábado, porque el primer día de clases había sido jueves.

-Buenos días, leoncita- le dije mostrándole las zapatillas que me había prestado.

-Tengo hambre- comentó ella.-Vamos a Blue~River, así de paso vemos a tu hermana.-

Asentí mientras abría la nevera en busca de una botella de leche.

Mientras íbamos en su descapotable verde lima, pensaba en qué le habría pasado a Gonzalo.

-Ya hemos llegado, preciosa-me informó Ariana.

Mientras bajaba, observé el cartel de Blue~River.

La letra era de color azul.

Había un loro  de color azul y gris sujetando un yogur helado con muchas frutas en su interior.

Entramos por la puerta, y sonó una pequeña campanilla.

-¡Hola cariño!- exclamó Viki, acercándose a mí para darme un abrazo.- Estaba muy preocupada. Esta mañana he pasado por casa, y no te he visto. Me preocupé tanto que estuve a punto de llamar a papá. Y ya sabes como es él...

Es capaz de recorrer medio mundo en tu busca.

Me limité a abrazarla.

Viki me transmitía serenidad, además, no podía hablar.Me estaba aplastando.

-Me vas a ahogar- le dije apartándome con una sonrisa.

Llevaba una camisa blanca y unos leggins negros. Olía a colonia de chico.

"Genial" pensé. No podía creermelo.

Conocía a mi hermana, pero siempre mantenía la esperanza de que algún día volviese a casa sin haber estado con "una amiga" antes.

Pero yo no era nadie para decirle lo que no debía hacer.

En aquellos momentos me entraban ganas de coger el teléfono y llamar a mis padres.

Yo era demasiado pequeña. No sabía que hacer en aquellas situaciones.

Sin darme cuenta me había sentado en una mesa  del restaurante.

-¿Qué desean, señoritas?- se dirigió a nosotras un chico guapo, ojos verdes, y un lacio pelo rubio.

Ariana y aquel chico misterioso se dirigían miradas seductoras y sonrisas tontas.

-Bueno, yo me voy a hablar con mi hermna....- intenté excusarme, andando hacia la barra.-Lo de siempre-le dije a Viki, y ésta me sirvió un yogur helado con sandía, plátano y kiwi.

Miré hacia atrás unos segundos, y me topé con la mirada de mi amiga, dos mesas más atrás.

-Te odio-pude distinguir leyendo sus labios bien perfilados con una media sonrisa

Le saqué la lengua, divertida.

Me terminé mi yogur helado y me levanté  hacia la mesa del chico y Ariana.

-¿Nos vamos?- le pregunté a mi amiga.

Ella se levantó y el chico le dio un papelito con so numero.

Nos disponíamos a salir cuando mi hermana me gritó desde el mostrador.

-Charlie,guapa, aquí tienes las llaves de casa, te las habías dejado dentro de casa-

Después de coger las llaves Ariana me llevó al hospital.

-Buenos días ¿Se puede?-pregunté con educación.

Una enfermera le estaba curando las heridas de su espalda y tenía la camisa levantada.

-Hola, mi amor- me dijo cuando me vio.

-Ya termino yo-le dije a la enfermera, y ésta se retiró.

Comencé a curar su espalda ancha y fuerte.

-Bueno, y....¿que te ha pasado?-

-Nada...Estaba trabajando y... me caí- se excusó.

Le lancé una mirada de las que le hacen decir la verdad.

-Un tío...No sé quien es pero...me dijo q no me acercase a tí. Me enfrenté a él, unos tíos aparecieron y me dieron una paliza.

-Rayn...-murmuré.

Rayn era un tío que siempre había ligado conmigo.

Le había dado calabazas millones y trillones de veces pero no se rendía.

-Tenemos que llamar a la policía, mira lo qte ha hecho-señalé a su pierna rota.

Me iba a levantar para llamar cuando Gonzalo me agarró del brazo.

-Por favor, Charlie, no llames. Mi madre viene dentro de una hora, y le voy a poner una excusa. No quiero que sepa lo que me ha pasado. Ya me inventaré algo.-

Y yo me lo callé. Pasaron los meses y Gonzalo se fue recuperando, poco a poco.

Nuestra fama como novios se extendió por todo el insti.

Ariana y yo habíamos hecho muchas amigas, y estábamos muy contentas.

En cambio, Victoria llevaba aquellos meses con la expresión cansada, triste.

Había intentado hablar con ella. Pero no había dado resultado.

DENTRO DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora