CAPÍTULO 14

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-¡Viki, me voy al gimnasio!- le dije a mi hermana mientras cogía las llaves de casa.

Ella estaba en el baño.

Ultimamente no se encontraba demasiado bien.

Pensé que habría cogido un virus.

Abrí la puerta y salí a la calle donde me esperaban Ariana, Daniela y María.

Habíamos quedado para ir al gimnasio todos los sábados por la  mañana.

-¡Charlie!-gritó María, y me dio un fuerte abrazo.

-¡Mi chiquii!- respondí yo.

María era una chica rubia, con ojos pardos y una bonita sonrisa.

Ariana estaba esperándonos fuera.

-Venga chicas, que he quedado con Edu después del Gym y no quiero llegar tarde.-

Por si no lo sabíais, Edu era el chico misterioso.

El que conocimos en Blue~River, donde trabajaba mi hermana.

Mi hermana había dejado el trabajo y ahora nos iba peor en casa.

Llegamos al gimnasio donde estaba Nora, nuestra profesora particular.

Nos dio una sesión de zumba que disfrutamos mucho y también hicimos spinning.

Salí del Gimnasio sudando, así que todas nos dimos una ducha fresquita en los vestuarios, y después, fuimos a tomar algo.

Le guardé un batido a mi hermana.

De fresa, su favorito.

Cuando volví a casa, fui directa a mi cuarto para estudiar.

Teníamos un trimestral muy importante de Naturales.

Cuando entré por la puerta vi a Victoria en su cama, dormida.

Me puse a estudiar sentada a su lado, con su cabeza sobre mis rodillas.

Se despertó de repente y se apartó cuando notó mi presencia.

-Déjame-dijo llorando.

Me quedé algo extrañada por aquella reacción y la seguí hasta el baño.

Ultimamente era como si mi hermana viviese en el baño.

Estaba muy preocupada con ella.

-¡Viki, abre la puerta!-

-¡Déjame en paz!-gritó

Volví en mis recuerdos unos meses atrás.

La situación había cambiado por completo.

Ahora quien estaba al otro lado de la puerta sintiendose mal y triste no era yo, era mi hermana.

En cambio yo iba bien en los estudios, tenía unas amigas fantásticas y mi relación con Gonzalo iba cada vez mejor.

-Viki, ya está bien- le dije enfadada-¿Qué te pasa?

Abrí la puerta. No quería invadir su espacio personal, pero esto estaba llegando demasiado lejos.

-Dios mio- dije susurrando boquiabierta.

El suelo estaba lleno de vómito.

-Viki, estás bien?-

No contestó, se había quedado hecha una bolilla en un rincón del baño, tiritando.

Cuando llegué hasta ella y la abracé, se desplomó.

-¡Viki, Despierta!-

La arrastré como pude hasta nuestro cuarto y la cambié de ropa.

Estaba ardiendo, y estaba empapada.

La dejé en su cama y  comencé a llorar.

Tenía un mal presentimiento.

A la media hora, mi hermana se despertó, mientras yo  fregaba el suelo de nuestro baño.

-Agua...-susurró

Corrí hacia su cama con un vaso de agua en la mano y se lo dí.

La ayudé a levantarse de la cama y la llevé hasta nuestro salón.

-Viki, dime lo q te pasa-supliqué

-No...no puedo-

-Venga ya Viki, yo no puedo con esta situación, de verdad. Estos últimos meses te noto muy apagada, y...¿Ahora esto?

Estoy confusa... Dime lo que te pasa, y, sea lo qie sea, lo afrontaremos juntas.-

Tomé su mano.

-...Estoy embarazada...-lloró y lloró hasta que se quedó dormida en mi pecho.

Yo no dije nada, me quedé callada, como otras cientos de veces lo había hecho.

Estaba en shock.

Sentí que me hundía en el sofá y que un peso grandísimo caía sobre mis hombros.

¿Qué haría ahora?

DENTRO DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora