6

1.1K 71 5
                                    

El sonido de la alarma me arrancó de mis pensamientos. Me levanté rápidamente, me bañé y me vestí casi de manera automática, como si mi cuerpo estuviera operando por sí mismo. Bajé a la cocina y me puse a preparar la comida para los señores Park, pero mi mente seguía dando vueltas, atrapada en un torbellino de emociones. No importaba cuánto intentara concentrarme, la incomodidad me carcomía por dentro, como una presión que no sabía cómo quitarme.Cuando serví la comida, vi a los señores Park sentarse a la mesa. Pero no podía mirarlos. Ni siquiera me atrevía a cruzar sus miradas. Entonces, la señora Park, con su tono inconfundible, me sacó de mi mente.

―Oye, gata, hoy tengo que ir de viaje a Europa. Necesito que te encargues de todo en la casa. ¿Me entendiste?―Con una voz monótona, casi desinteresada―Sí, claro. Está bien.

―Con rapidez, mientras se levanta― Mi vuelo sale en una hora. Diles a los chicos que se porten bien. Y... ―se detiene, algo apurada― Perdón, no pude despedirme de ellos. Ya sabes, las prisas y todo eso.

―Con un susurro―Está bien...

La señora Park se fue, y el silencio de la casa me envolvió como una manta pesada. No era el silencio cómodo, sino ese silencio lleno de tensión, como si algo fuera a estallar. Fue entonces cuando la puerta se abrió. Jihyun entró en la casa, y mi corazón dio un vuelco. Me forcé a respirar profundamente y tratar de controlar lo que sentía.

―Con voz suave―Hola, Samantha.―Tratando de calmar mi corazón, pero la voz se me escapó fría―Hola.―mirándome con atención, algo desconcertado―¿Qué te pasa? ¿Estás enferma?―Tratando de mantener la calma―No, no estoy enferma.―acercándose un paso más, preocupado―No me mientas, sé que algo te pasa. ¿Por qué estás así?―Con frustración, apartando la mirada―¡No me pasa nada! No sigas preguntando, por favor.

―tratando de calmarme, con voz suave― Samantha, por favor, dime qué tienes.

Me di la vuelta, sin querer seguir escuchándolo. Me sentía atrapada, pero no podía dejar que me viera vulnerable. En ese momento, el timbre de la puerta sonó, cortando la conversación. Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, y me dirigí hacia la puerta. Al abrirla, allí estaban dos chicas, mirándome con desdén. Una de ellas me observó de arriba abajo con una sonrisa arrogante.

―En tono altivo―Oye, sirvienta, ¿están Jihyun y Jimin?

―La fulminé con la mirada―Están en el living. ―Mi tono fue gélido, sin rastro de amabilidad.

―sin prestarme mucha atención, entrando directamente―Hola, Jimin, mi amor. —Lo besó descaradamente frente a mí.

―mirándola con incomodidad, aunque tratando de disimular) Hola, princesa. ¿Cómo estás?―con una sonrisa desinteresada―Bien, porque te veo.

―sonriendo, pero con una ligera incomodidad―Yo igual.

―pegándose más a él, en un tono juguetón―Bebé, los chicos vienen en unos minutos, tuvieron que ir a comprar las bebidas.―riéndose relajado, pero con algo de despreocupación―Ok, no hay problema. Sabes que una fiesta sin alcohol no es nada.

―con voz venenosa, alzando la voz―¿Vas a hacer una fiesta aquí?

―desafiante, con una sonrisa burlona―Sí, ¿y qué te importa?

―con el corazón latiendo a mil, la rabia creciendo―¿De verdad crees que vas a hacer una fiesta mientras yo estoy a cargo de la casa por órdenes de tu madre? ¿Tú no tienes respeto por nada?

―un poco más serio, notando la tensión, pero sin arrepentirse―Yo hago lo que se me da la gana aquí, y si te molesta tanto, no tienes porqué quedarte.

―con una risa amarga, sintiendo cómo la rabia me consume―Ah, claro. Al final, todo lo que pase será culpa mía, ¿no? Pero no voy a permitirlo, Jimin. No lo voy a permitir.

―con desprecio, sin inmutarse―Me vale lo que pase contigo. Al final, no es mi problema.

―¿Sabes que? No me importa lo que pienses, Jimin. No voy a quedarme callada mientras tú sigues faltando el respeto a esta casa, a mi trabajo y a mí. Esta vez no te vas a salir con la tuya.

―mirándome con desdén―¿Qué vas a hacer, eh? ¿Dejarme en ridículo frente a todos?

―Con un suspiro, mirando a su hermano Jimin―Por favor. Ya basta de hacerle la vida imposible a Samantha. Ella solo está haciendo su trabajo, y no tiene por qué soportar tu actitud.

―Levantando las manos en señal de indiferencia―¿Y qué vas a hacer, Jihyun? ¿Ponerte del lado de la sirvienta? Tú no entiendes nada.

―Con una mirada cansada, pero firme―No se trata de eso, Jimin. Se trata de respeto. Y, sinceramente, me avergüenza que aún tengamos que tener esta conversación.

―¿Sabes qué, Jimin? Mejor haz lo que quieras. Pero no cuentes conmigo para ser parte de tu circo. Yo me voy.


―jihyun interviniendo rápidamente―Samantha, espera. No tienes que irte. Vamos a hablar de esto.Pero yo ya no podía seguir escuchando. Ya había alcanzado mi límite, y necesitaba salir de esa casa, de ese ambiente asfixiante, aunque fuera solo por un momento.

Mi sirvienta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora