Capítulo 25

1.2K 21 4
                                    

Cuando salí de la habitación, roja, alterada y nerviosa como nunca vi a Laura sentada en el suelo pegada a la pared y un tipo con apariencia "motera" junto a ella y estaban riéndose juntos.
Si, riendose juntos, mientras yo estaba gritando como una loca asustada perseguida por un esquizofrenico.
-¿Qué coño esta pasando aquí?- Laura y su compañero me miraron con los ojos abiertos y cara de sorpresa.
-¡Tía! ¿Qué pasa?- Se levantó y se acercó a mi poniéndome una mano en el hombro para calmarme. El tío que estaba junto a ella se levantó sonriendo y se puso a su lado.
-¿Qué me pasa?- En ese momento salía de la habitación el gilipollas que me había estado acosando de la habitación y se quedó recostado en el marco de la puerta mientras se acariciaba la barriga y el oblicuo izquierdo- Que ese loco imbécil de mierda ha aparecido despertandome y queriendome hacer yo que se...-Mientras hablaba alterada le señalaba con el dedo índice amenazante mi enfado iba creciendo.- Y tú hay sentada de risitas con el otro... ¿Qué te pasa?

Lauri y el tipo que estaba a su lado se miraron y sonrieron un poco tímidos, y el tio pedante solto una risotada mientras se ponía recto y metía sus manos en los bolsillos para sacar la llave tarjeta y darsela a Lauri. Ella asintió con la cabeza y esperó que el hablase.

-Efectivamente, tu amiga salió esta mañana a por algo de desayunar, y daba la casualidad que pasó por donde nosotros estábamos desayunando.- Hizo una pausa y miró a Lauri que asintió con la cabeza.- Entonces ella se paró para pedirnos disculpas por lo que le hiciste ayer a mi moto y tratar de convencernos de que a pesar de que parecieras una bruja desalmada, eras una persona amable y agradable...-Hizo otra pausa y cogió aire para terminar el relato.- Seguimos conversando los tres y yo le dije que también tenia culpa por no haberme preocupado por ti cuando di el frenazo, pero que tu actuación de después no fue la mejor. Así que propuse hacerte una broma por haberte comportado así y haber tirado mi moto al suelo, como venganza... Así que aquí la tienes.-Terminó su historia y su sonrisa se ensanchó completamente dejando ver sus perfectos dientes. Miró a su salvaje compañero y luego a mi amiga a la que yo miré queriéndola matar. Mis ojos eran como dos hogueras... Pensaba que iba a salirme humo en cualquier momento por las orejas. Había contenido todo el tiempo mis emociones pero empezaron a emerger. Empecé apretar los dientes junto a mis labios que se convirtieron en una linea recta fruncida. Miré al tipejo que se había reído de mi y luego a Lauri, y de nuevo al tipejo.

-Iros a la mierda, todos.-Dije con la boca llena mientras arrastraba mis pies para entrar de nuevo en la habitación y cerrar la puerta de un portazo. Eché el pestillo de la puerta para que nadie pudiese entrar mientras me deslizaba en el suelo y metía la cara entre mis manos.

-Oye Carmen, pero dejame entrar al menos a mi...- Decía Lauri al otro lado de la puerta mientras daba unos golpecitos con los nudillos.

-Quiero estar sola, ¿Vale?.- Le grité a la puerta mientras me ponía de pie frente a ella.-Me voy a duchar y saldré un rato a pasear.

Y con eso me di la vuelta y me dirigí al baño para darme una tranquila ducha de agua templada y mucha espuma.

Me llevé al menos 25 minutos en ella, y salí totalmente relajada. Me acerqué a el armario donde había dejado mi ropa y saqué un vestido de mangas cortas y cuello redondo rosa.

Me maquille un poco, me arreglé el pelo y mis cosas. Llegue a la puerta y recé porque no estuvieran de nuevo afuera esperando.

Abrí el pestillo y abrí la puerta rápidamente mientras sacaba la cabeza para mirar a ambos lados.

No había nadie, gracias a dios, aun no tenía ganas de darme de cara con nadie y tener que entablar una conversación. Aun estaba algo enfadada.

Cuando salí del hotel cogí mi móvil y llamé a mi madre para preguntar como estaba y ponerle al día de lo que pudiese no asustarla. Tomé camino hacia el pub que tanto nos gustaba mientras pensaba en todo lo que había pasado esta mañana.

No me había echo especial gracia la broma. Pero sabía perdonar y tomarme mi tiempo. Al fin y al cabo el motero también reconoció que tuvo culpa. Pero esperaba no volvérmelo a encontrar jamás. Y posiblemente sería así nada más nos fuésemos de Italia. Al pensar en la vuelta me desanimé por recordar cosas pasadas. Allí también había gente que no quería volver a ver.

Aunque no quería que el tiempo se me hiciera corto estando allí y quería aprovecharlo al máximo. Con esos pensamientos saqué una sonrisa como pude y fui paseando hasta llegar al pub.

Estaba llegando, solo me faltaba girar la esquina y por fin lo vería... Sí, giré la esquina, y a quien vi fue a mi amiga con esos dos salvajes conversando.

No, no y no. No estaría de acuerdo con esto. No tenía palabras para describir mi nuevo enfado.

El salvaje mayor se dio cuenta de mi llegada y sonrió mientras hacia un gesto con la cabeza para que Lauri y su amigo me miraran. Ella alzo la mano sonriendome y yo fui directa echa de nuevo una furia hasta ellos.

'Cariño tumbate que voy a echarte dos o tres' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora