Capítulo 10; Recompensa

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-¿Re-recompensa...?-Me quedé quieta en la cama paralizada por esas palabras. Me miró a los ojos y asintió con una sonrisa muy pícara. Me besó en los labios con pasión y ganas y luego la cara y me quito la camiseta y fue bajando por mis pechos y cogió uno con su boca y lo chupo y lamió el pezón y luego un pequeño mordisco. Sabía lo que mi cuerpo pedia y lo hacia a la perfección. Mientras se paraba en el otro para jugar con el dejando un peqeño rastro de besos, mordisquito empezaba acariciarme la cintura, cosa que me dejaba muy tonta. Cuando me mordia rapidamente lamia donde antes habia dejado la marca para que el dolor se convirtiera en placer... Era puro placer, el entendia a la perfección lo que mi cuerpo pedia en cada momento. Siguió bajando con besos, de sus labios desprendia un calor que se pegaba a mi piel, ojala nunca se despegasen de mi esos labios que tanto me encantaban, era como si cada vez que los sentia una bocanada de nuevo aire, felicidad y entusiasmo se juntara, eso y mil cosas más, lo que sentia cuando alguien al que amaba me besaba... No se paró hay y siguió su recorrido hasta llegar a mi ombligo y cogió mi piercing del ombligo con los dientes y tiró un poco. Siguio con sus besos hasta llegar cerca de la gomilla de mis bragas. Yo ya me sentía húmeda y jadeante. Me quito las bragas con extremado cuidado y las tiro al lado de la cama en el suelo. Volvió y me abrió un poco las piernas para tener una vista perfecta de mi sexo. Estaba depilado y pasó su mano de abajo arriba sintiendo mi humedad. Me miró y vi su cara de deseo. Miró de nuevo hacia mi sexo y comenzo a elevarme al cielo. Era la primera vez que lo hacia y sus lamidas suaves de abajo a arriba me dejaban sin aliento. Sus pequeños pero precisos mordicos eran cosa de otro mundo y cuando llegaba a mi clítoris era como si juntase todas las cosas buenas del mundo en un punto y explotaran. Mi cuerpo se arqueaba con facilidad cada vez que sentia su lengua acariciar mi sexo o sus labios rozarme suavemente. Cada vez jadeaba con más fuerzas y esta vez necesitaba soltar su nombre.

-¡Raul!-Algo iba a explotar en mi y no lo aguantaba más y quería tenerlo dentro de mi ya. Enseguida.-Raul, ponte el condon y follame ya...-Mi voz salía poco a poco y muy cansada. Vi que sacó la cabeza de entre mis piernas y me miró.

-¿Ya?-Le asentí y se levanto de la cama a su mesita de noche y sacó un condón que rápidamente se puso. Subió de nuevo en la cama y con cuidado se puso encima mia para poco a poco ir entroduciendo su miembro en mi sexo lentamente. Se acoplo perfectamente entre las paredes de mi vagina. Solté algún que otro gritito ya que estaba sensible y acabo metiendola hasta el fondo. La saco poco a poco y la volvio a meter y asi varias veces mientras aumentaba la velocidad y luego la relantizaba. Se bombeaba de una manera sutil encima de mi, como nunca. Quería más y le grité para que acerlerara. De nuevo aceleró y así hasta que los dos llegamos al climax en sintonia. Se quedo metido en mi apoyado en mi pecho respirando tranquilamente. Salió de mi despacio y me dio un beso en los labios y se echo a mi lado. Me abrazo por el lado y yo me apoyé en su hombro tranquilamente. Cerre los ojos y en menos de dos minutos ya estaba dormida...

-Carmen, despierta...-Me removí entre las sabanas desnuda y me desperecé haciendo así que mis pechos desnudos quedaran al descubierto. Cogí la sabana y me tapé sentadome en la cama y lo vi. Estaba en calzoncillos y traia en una bandeja dos tostadas y un vaso con zumo.

-No deberias...-Se sento en la cama dejando al lado, entre los dos, la bandeja.

-Mi madre no me lo perdonaria.-Y los dos nos reimos. Cogí una tostada y le di un bocado. Se acercó a mi y mientras masticaba me dio un beso.

-Voy a ducharme, come tranquila.

Asentí mientras masticaba y salio de su cuarto para meterse en el baño. Deje la tostada y me levante. Recogí mis bragas y cogí mi ropa del armario y me la puse. Cogí la bandeja y me fui al salón a terminar mi riquísima merienda.

Mientras comia escuché como paraba el agua y salia de la ducha. Salio del baño y escuche como se quedaba parado en la puerta de su cuarto.

-¿Carmen?-De nuevo sus pasos.

'Cariño tumbate que voy a echarte dos o tres' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora