Capítulo 34.-El poder invencible.

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—¡Entonces vengan! Los estoy esperando deseoso —dice Lucifer mientras da pequeños brincos a modo de calentamiento.

Khloros baja de su caballo y toca el suelo, la nieve empieza a desaparecer y el suelo llega a erosionarse, mientras Koiné aumenta su musculatura.

—Vaya —comenta Lucifer.

Alcoino junta sus puños y su cabello se eriza, además sus ojos se vuelven felinos.

Alcoino invoca una katana, Khloros una maza e Irineo apunta con su arco.

Los tres apuntan a Lucifer.

—Oigan, ¿Enserio planean enfrentarme? Aún están a tiempo, bajen su-

En un breve momento, Alcoino se mueve a tal velocidad y con tal fuerza que despedaza parte del terreno.

"Que veloz" Fue el pensamiento de Lucifer.

—¿Creíste que no lo notaríamos? —pregunta Alcoino desde la espalda de Lucifer.

Al voltear, el demonio de otro mundo recibe un rodillazo que lo envía a volar. Durante su trayecto, presiente peligro y decide agacharse.

La mano de Khloros pasa rozando su nariz y termina tocando un árbol que se pudre al contacto.

—Tsch —chasque la lengua Lucifer.

Tras eso, el demonio mayor sintió que algo se enterró en su espalda.

—¿Qué dem-

Una gran explosión surgió de la nada y Alcoino golpea con su rodilla a Lucifer, destrozando muchos árboles y enviándolo hasta el pie de la montaña.

—¡Muere! —Irineo lanza una flecha desde la distancia y ocurre una explosión que devora parte de una montaña cercana.

Los tres rápidamente descendieron y observaron al demonio entre una gran cantidad de escombros.

—Ciertamente eres fuerte —dice Alcoino—. Pero, visto lo visto, dado que lo acabas de obtener aún no se ha estabilizado ¿Cierto?

Khloros se acerca a Lucifer y abre su mano para agarrar su cabeza. Sorprendentemente, Lucifer interpone su brazo y con el otro golpea el rostro de Khloros.

Koiné cae herido al suelo, aunque el brazo de Lucifer comienza a pudrirse.

—Rindete, no puedes hacer nada —declara Irineo mirando a un lamentable Lucifer.

—Devuelve el cuerpo de Kéter y prometemos no asesinarte —comenta Alcoino.

—.........

Lucifer mantiene una mirada sombría mientras jadea continuamente por el cansancio y la putrefacción en su brazo está por llegar a su hombro.

—¡Ja ja ja ja!  ¡Malditos ilusos! —exclama Lucifer cortándose el brazo.

La sangre comienza a esparcir todo el lugar, más lo que se vio después fue lo que más sorprendió a los reyes demonio. El brazo cortado de Lucifer, volvió a crecer justo frente a sus ojos.

—Que pena —comenta el demonio—. Pero, sus oportunidades de victoria son nulas.

En ese preciso instante, la abrumadora energía desapareció. Todos pudieron moverse con libertad, pero eso sólo trajo terror a los ahí presentes.

—Se los advertí ¿Cierto? —cuestiona el demonio.

Con un chasqueo de dedos, la tierra se abrió y se creó un gran cañón.

—Venga, ¿No seguirán intentando? —pregunta Lucifer mientras los reta con la mano.

Alcoino corre contra él y lanza una gran patada directo al cuello de Lucifer, más éste sin inmutarse la recibió sin un rasguño.

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