Capítulo 21.-Amenaza.

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[A poca gente que lee esto] Perdón por no publicar, pero, estuve ocupado estas últimas semanas.

Aprovechando este espacio, diré que a partir de la próxima semana escribiré dos o tres capítulos hasta terminar con esta historia y si me es posible quizás lo haga cada dos días. En fin, gracias por leer.

—Qué raro.

Es lo que dice y piensa Elías mientras se muerde el dedo con tal fuerza que empieza a sangrar.

—Supongo que no será tan fácil, aún si no tengo bases ¿No es demasiado extraño?

Las conjeturas de Elías se basan en que aún caminando todo el día pasada la muerte de Rin, no parecieran avanzar, en su lugar parece ser que estuviesen caminando en círculos.

Como si alguien les estuviese reteniendo aquí, pero, ¿Con qué motivo? Eso es algo que no se puede saber a ciencia cierta.

Pero, ¿Qué hacemos? No se me ocurre una manera para confirmar mi teoría.

—Mi daga —dice mientras la busca en su funda—. ¿No está? Esto se vuelve cada vez más raro.
Cierra los ojos por un momento, mientras se mueve a la derecha en un salto, previendo un ataque sorpresa.

Un brazo hecho a partir de lo que podría definirse como sombras destruye la tierra dónde la ahora chica había estado parada segundos antes.

—¿Vas a seguir-

Antes de poder seguir hablando, una mano retiene a la Asmoth con gran fuerza.

—Lamentablemente para ti, no puedo permitirte llegar al campo de batalla, por lo cual te mataré aquí mismo.

—¿Por qué? ¿Quién te ha mandado? —cuestiona Elías.

—Eso no es relevante.

Repentinamente, todo se volvió negro y para cuando Elías despertó, se encontró en brazos de Zavebe, quién le sonreía.

—¿Estás bien? —cuestiona la niña.

—¿Tú? ¿Qué? ¿Qué pasó aquí? —cuestiona mientras observa los alrededores.

—Eso no importa —dice Zavebe mirando de reojo hacia los árboles.

—¡Cierto! Debemos seguir marchando a Jericó.

—¿No preguntarás nada? —cuestiona la niña con una sonrisa.

—Por ahora no hay tiempo para eso ¡Sigamos! —exclama Elías mientras despierta a los demás.

Al darse cuenta de algo, observó que Jisel aún vivía. Por el hecho de que, en cuánto Gilbert despertó, corrió a abrazarla y no paró de disculparse por el resto del camino.

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—.....¿está seguro? —cuestiona una voz masculina.

—Por supuesto, reguardate y mantente a margen para informarme de lo acontecido —dice la voz de Lucifer a través de una esfera roja.

—Yo vivo para servir —dice aquél hombre.

Al levantar la mirada, se dio cuenta de que no estaba solo, también una mujer le acompañaba.

—Tsch.....

Fue lo que el sujeto dijo mientras esquiva la patada de Megan, quién no tiene vacilación en sus ojos.

—Veo que Kéter ya se ha dado cuenta —murmuro el sujeto—. Esto es demasiado molesto.

El servidor de Lucifer se metió a una sombra y se transportó a un lugar lejano, mientras Megan observa fijamente las acciones de grupo de Elías, el cuál, llega después de marchar por dos días.
[Es el segundo día tras la aparición de demonios]

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