Capítulo 1.- Una oportunidad más.

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Sí, dije el Lunes 8 de mayo pero lo pude terminar antes por lo que aquí les dejo el inicio de ésta peculiar historia. Que lo disfruten.

Las tropas del comandante Elías llegan hasta una puerta de piedra, rodeada de una gran muralla de 39 metros de altura, construida de una roca extremadamente resistente.

Encima de la muralla se encuentran dos soldados armados con lanzas y escudos custodiando la entrada.

—Finalmente llegamos —dice Elías con una sonrisa.

Las puertas color plateado se abren, dando paso a una ciudad que es un deleite para la vista. En el centro destaca el castillo real, con dos torres a los costados y una en el centro, pintadas de un color blanco.

Moviéndose hacia el este hay otro edificio que sin llegar a compararse con el castillo real, sigue siendo grande; es la iglesia, formando una gran catedral que tiene una gran cruz en la cima, pintada de blanco y el tejado de azul.

Las calles están adornadas con piedras en forma hexagonal, la calle es de un color carmesí y a los costados de la entrada hay grandes praderas.

La ciudad brilla si bien no de un color dorado como indica su nombre, sigue siendo hermoso.

El ejército arriva por la calle principal. Al mismo tiempo que caminan cambian sus ropas, después de todo, los únicos que conocen su existencia son los gobernantes y lo vigilantes de la puerta.

Héroes que nunca serán reconocidos como tal, es lo que él ejército Tzar es. Sin embargo, la felicidad que tienen por regresar vivos después de tal misión es realmente palpable.

Poco antes de llegar a la ciudad todos se dividen sin decir ninguna palabra de despedida y tampoco es como si esperasen alguna.

Elías camina serio, con una camisa verde manga larga cuyas mangas son negras y una especie de pantalón blanco. El general camina por la ciudad, los edificios son de dos pisos y pintados de colores realmente variados pero armoniosos entre sí, Gilbert lo sigue corriendo como avión, jugando como si fuese un niño pequeño.

Elías camina al lado de una fuente de agua cristalina a mitad de la ciudad. Algunos carruajes llevando mercancía pasan a su lado, uno que otro puesto están en plena calle y atrayendo gente.

Así es, damas y señores estamos en el escenario más cliché de todos; la edad media.

Continuando. Elías y Gilbert continúan su camino hasta que llegan frente al palacio real.

Desde cerca se mira aún más imponente, hay un extenso y bien cuidado jardín.

Tras hablar con los guardias ingresaron al castillo real por orden del rey, llegando hasta el salón del trono. En el salón del trono, hay pues, un trono (No me digas :v?) en el cual está sentado el rey, un hombre mayor vestido con una capa roja, su gran corona dorada adorna su cabeza; el hombre en cuestión es realmente alto (1.87 frente a los 1.67 de Elías) y de aspecto fornido, debajo de su capa posee una vestimenta victoriana típica de los gobernantes de la edad media.

Aquél hombre es Evan XIV de Soleil, el rey del reino de Soleil, el imperio más próspero sobre la faz de la tierra y sus cinco continentes. Su barba parecida a la de santa claus le suma puntos a su actitud benévola, además de tener ojos color verde.

—Bienvenidos. Elías, Gilbert —Saluda el hombre.

Elías y Gilbert hacen una reverencia ante su gobernador.

—Vamos, Elías. Eres como de mi familia, no tienes porque agachar la cabeza —comenta Evan.

Así es, Elías Asmoth fue encontrado en unas misteriosas ruinas cuando eran aún un niño de 5 años, y el hombre que lo encontró, fue el mismísimo futuro rey del imperio Soleil.

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