Capítulo 27.-Señales.

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—¿Y bien? ¿Estás feliz? Finalmente has logrado salir del continente prohibido, ¿Te gusta la vista? —cuestiona un hombre ensombrecido, sentado en una silla en pleno paisaje.

El hombre está sentado con una gran sonrisa mientras bebe té con una taza que coloca en una mesa circular. Gerard, no, Kéter, observa sorprendido todo lo que se encuentra a su alrededor, su cerebro procesa toda la información que capta en tan solo unos segundos.

—Este hermoso paisaje es obra de aquello que vivieron aquí antes que nosotros —dice aquel sujeto.

Valles erosionados, tierra seca, animales mutantes y un sinfín de variaciones extravagantes producidas en todo el lugar. Incluso, un inmenso cráter se abre a lo lejos, ciudades abandonadas y demás son lo que componen ese lugar.

—¿Q-Que fue lo que pasó aquí? —pregunta el humano esperando una respuesta rápida.

—¿Eso es lo que deseas saber? Pues bien, te lo diré........ —Unas cuantas palabras de lo que dijo aquel sujeto misterioso fueron perdidas en el aire.

Los ojos de Gerard, más grandes no podían ser. Pensar que esto aconteció inclusive antes de que su existencia fuese si quiera reconocida. Aquellos sucesos que acaecieron hace mucho tiempo atrás y que dieron forma al mundo como es.

—¿Sorprendido? —cuestiona el hombre.

Los ojos de la corona se abren al mismo tiempo, observando las estrellas sin cambiar su mirada ni mostrando alguna facción.

—¿Qué fue eso? ¿Un sueño? "Aunque parecía demasiado real?"—cuestiona el humano.

Aunque, tratase de ignorarlo. Una duda persistía en su mente, ¿Quién era esa persona? Y si todo rastro de vida inteligente fue exterminado ¿Qué hacía él allí? No lo sabía, y quizás nunca lo sabrá fue hace tanto tiempo después de todo.

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—Entonces, respondan. ¿Fue mentira, o no? —cuestiona Agalariept.

Cilneries mira hacia el suelo mientras suelta un suspiro, no supo que fue lo que pasó por su cabeza en aquel momento que soltó aquella frase.

—Lo es, lo siento —responde sinceramente la aparente mujer demonio menor.

Detrás de la pared, Elías yace recargada sobre la pared mientras está cruzada de brazos.

—¿Ves? Existen miles de métodos para arrebatar vidas, pero ninguno para regresarlas —declara la ahora chica.

Gilbert tan sólo permaneció en silencio con la mirada baja mientras se recuesta sobre la pared y se desliza en ella hasta caer sentado al suelo. Sus ojos llorosos y ocultos de la vista de su mejor amigo.

—Creo que ha empezado a llover —declara la pelinegra.

—........

Gilbert empieza a llorar lentamente mientras Elías se queda a su lado.

—¿Quién eres? —pregunta Elías.

El pelinegro se encuentra revisando una lista con los aspirantes a reclutas que le han enviado.

—¡Soy Gilbert, señor! —exclama el canoso.

Elías sonríe levemente, mientras recuerda cuando conoció a esa persona que sería su mejor amigo. "¿Por qué recuerdo esto ahora?" se pregunta mentalmente la pelinegra, sin poder hacer nada por su amigo, se sienta a su lado y le da palmaditas en la espalda.

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Gilbert y Elías entran en la habitación mientras tienen miradas serias. Zavebe se acerca con una sonrisa para preguntar.

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