Capítulo 22.-Pensamientos.

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—Toma esto.

—¿Por qué?

—Mamá tiene que irse, por eso, una vez que me vaya, toma eso.

¿Qué?¿De quién es esa voz? Es tan cálida, sí, me trae calma.

¿Por qué? No lo comprendo.

Recuerdos y más recuerdos de lo que parece ser un pasado ¿Mi pasado? No, eso no es posible.

Eso es porque estoy seguro, de que soy humano.......

—Sí, ese es tu propósito.

Pero, ¿En que punto del camino dejé de serlo? Ahora marcho a un escenario de guerra que no sé como término o empezó. Aunque teorías nunca faltan.

El día y los rayos del sol amainan con el paso del tiempo, poco a poco.

No tengo la fuerza para protegerlos y dudo que ellos puedan hacerlo por su cuenta, ¿Qué hago?

Estoy confuso, mi género, identidad e incluso mi especie, cosas de las que creí estar seguro durante toda mi vida, he empezado a dudar sobre si lo que sabía es cierto.

—Por eso, nunca olvides que mamá siempre te cuidará.

Abro los ojos.

—¿Fue un sueño? —Me estiro.

Al tratar de pararme, me encuentro con un peso extra sobre mis hombros. La pequeña niña que "salvé", cuyo nombre no me ha dicho aún.

Acaricio su cabeza, de seguro debió de ser duro para ella. Perder a su familia de golpe.....

Sonrió inconscientemente, al tiempo que me decido finalmente.

—Supongo que puedo cuidar de ella ¿Cierto? —digo sin esperar ninguna respuesta.

—No es una buena idea —responde una voz femenina.

Rápidamente poso mi vista sobre una figura femenina cubierta con una gabardina.

—.......

—Sólo vengo a hablar. Aunque de seguro ya no me recuerdes —dice la mujer.

Aquella dama se acerca hasta quedar a unos dos metros de mí, sorpresivamente, era parecida a mí sólo que ella es obviamente mayor.

—¿Qu-

—No importa. He venido a advertirte, no podrás ganar —declara la mujer—. Y, tampoco pasará mucho tiempo para que envíen a alguien por tu cabeza.

—.......

—También, tengo que decirte que fui yo quién te convirtió en chica no Zavebe —Volteo sorprendido hacia aquella mujer—. No me preguntes, ni yo sé porque lo hice.

—........

—Bueno es momento de irme —declara la mujer.

Al verla alejarse algo dentro de mí me decía que no la dejara ir, que la detenga, incluso se me achicó el corazón al verla triste por unos instantes.

—Mientes......

Digo sin pensar, ella se voltea y me ve sorprendida.

—Estás mintiendo, se te nota en la cara —declaro.

Ella ríe levemente al verme para luego acercarse y juntar nuestras frentes.

Ojalá y las estrella te guíen —dice mientras por alguna razón, recuerdos extraños vienen a mi mente.

Sin querer, derramo lágrimas que no pasan desapercibidas por la mujer.

—Parece que los efectos están pasando, aunque, creo que no pasa nada. Debo irme, Elías —dice la mujer mientras corre hacia el bosque.

Gran CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora