Capítulo 3.- La "Aldea" de los brujos.

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—Elías, lamento ser tan repentino —comenta Evan.

La anteriormente hombre se encuentra frente al rey de Soleil. Ambos están en el salón del trono.

—No importa majestad ¿Para qué me necesita? —cuestiona la pelinegra.

—Estuve investigando tu caso y fui a ver a varios brujos, intentando que me dieran un antídoto, pero, dijeron que sólo si el afectado va y cumple sus expectativas lo curarán —explica el anciano.

Elías se sujeta la barbilla y asiente pensando en todas las posibilidades que podrían ocurrir, pero, no hubo ninguna que le impidiera ir.

—¿Cuándo vamos? —pregunta la Asmoth.

—¿Hm? Yo no iré, serás tú junto a el Tzar —dice Evan.

La ahora chica parece reacia a aceptarlo, pero no por eso dejará escapar una gran oportunidad como esa.

—¡Iré! —dice Elías con decisión.

—Bien, el camión partirá en dos días —menciona el rey.

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—¡Wa-ha! ¡Wo-ho! —exclama una persona en un bosque donde los árboles tienen hojas de color rojo.

La persona, mejor dicho, la cosa; es el líder de una banda de ladrones que asaltan a todo lo que se atreva a entrar en su territorio, un ser humanoide con piel dura de color naranja y grandes cantidades de púas por sus brazos y en su calva cabeza.

—Ahora, ¿Cuál será el próximo movimiento de Elías? —dice una persona encapuchada con una túnica negra y en medio una línea roja.

La persona sigue caminando, mientras el bosque en cuestión está sin vida, convirtiendo los colores en gris. Eliminando a la flora y fauna lentamente una vez la tocó.

Elías y un ejército de esqueletos con armadura marchan hacia un punto desconocido del mundo, pero esa es una historia para después.

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—Aburrido~ —musita Elías mientras está dentro del carruaje saliendo de Soleil.

El Tzar marcha protegiendo sus costados mientras Rin y Gilbert conducen el carruaje.

—¿Por qué tenemos que escoltar a una princesa? —Se queja Gilbert—. Tenemos las manos llenas buscando a Elías.

—Quién sabe, quizás lo vuelvan a ver dentro de poco —comenta Elías a través de una ventana.

La ventana está a espaldas de los conductores, Rin mira a la princesa y analiza sus facciones, resultandole muy conocidas.

—¡¿Sabes dónde está?! —exclama el canoso.

—Se podría decir《Claro que sé dónde está ¡Yo soy él!》—responde "Elisa".

—¡Dimelo! ¡Por favor! —pide Gilbert.

—No lo sé, dudo que quieras saber su estado actual —menciona la ahora chica.

—¡No me importa! —exclama Gilbert.

—Te lo diré luego de esta misión ¿Bien? —promete la pelinegra.

Rin mira de reojo a la "princesa", mientras Elías se da cuenta y le sonríe mientras saluda.

Poco rato después llegan a un pequeño campamento con doce casas de acampar tendidas a lo largo de un camino de tierra.

Al final del camino de tierra hay una casa de acampar más grande, en frente de las casas hay varios hombres y mujeres entre la edad de 26 hasta los 76 años.

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