Capítulo 6.- Elías y Gilbert.

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—Vamos —dice Elías.

Anastasia y su protectora caminan agarradas de la mano mientras ponen rumbo al campo de entrenamiento. Jesús está recargado sobre la puerta.

—¿Chucho? ¿Qué haces aquí? —pregunta la pelinegra.

—¿Cómo ponerlo? Hm....esto

—Vamonos —Elías camina llevando a Anastasia de la mano

Jesús se arma de valor y llena de aire su pecho mientras toma la mano de Elías, para luego jalarla hasta traerla cerca de él.

—¿Qu- —Se sorprende por la acción de su amigo.

Anastasia se sonroja por la escena frente a ella tapándose los ojos y luego abriendo las dedos para poder visualizar correctamente el acontecimiento.  Jesús juntó sus labios con la ahora chica para luego separarse y mirarla sonrojado.

—¡Te amo! —exclama Jesús.

Elías baja la mirada y trata de correr, pero, es detenida por el príncipe. Anastasia no sabe como reaccionar, más que prender su imaginación de "fujoshi".

—¡Tienes que estar bromeando! —reclama la pelinegra—. ¡¿Por qué hiciste eso?!

—Por-

—Calla, no continúes. Ya que comunicaste tus sentimientos dejame comunicarte los míos —Elisa inhala y luego exhala—. Lo siento, pero, me gusta Jisel.

—Ya veo —murmura Jesús ocultando su tristeza para luego levantar la mirada y sonreír—. Bueno, ya me lo suponía de cualquier modo.

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—Y luego hará ¡Boom! —exclama Gerard.

Frente a él se encuentran cuatro figuras, entre ellas están Alazan e Irineo.

—Amo Gerard, ¿A qué se debe la actitud de hoy? ¿Por qué se emociona por destruir una ciudad más? —pregunta un hombre con sombrero de samurai.

El susodicho hombre, es de tes extremadamente pálida, y está montado en un caballo negro.

—Por ningún motivo en especial —responde Baltasar sonriendo de oreja a oreja.

—De cualquier manera, me encargué de un hechicero de la aldea que Alazan fue a destruir —dice una voz femenina, con tono algo "sensual" (P**a cof...cof...cof).

El pelirrojo al oír eso suspiro y procedió a quitarse la cerilla del oído. Los cinco de ahí están sentado/parados tranquilamente como si de un viaje de campo se tratara.

Baltasar Gerard se mira emocionado tal cual niño viendo un asombroso juguete; en sus ojos e imaginación se muestra reflejada su retorcida actitud.

—¡Eso es! ¡Demostraremos al mundo de lo que somos capaces! Aniquilaremos todo rastro de vida como ofrenda a nuestros reyes —dice el rey demonio.

—Hay algo que no entiendo ¿No fueron ellos los que bajaron del poder a su padre? Entonces ¿Por qué los admira tanto? —pregunta Irineo.

Gerard aterriza frente al albino y toma la barbilla del Castellani acercando su rostro mientras lo hace, obligandolo a ver sus ojos.

—¿Por qué? Porque ellos hicieron lo que mi cobarde padre no pudo hacer ¡Poner de rodillas a todas las razas! Y ¡Hacerles temer al nombre "demonio" —explica Gerard.

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Elías y su acompañante llegan al campo de entrenamiento, donde las esperan dos caras que nuestra protagonista conoce muy bien.

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