Capítulo 23.-Sommerfield.

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Astaroth observa desde una habitación casi totalmente a oscuras de no ser por una luz de tonalidad verde.

—Interesante, ¿Crees que el amo nos castigará por actuar sin su consentimiento? —cuestiona una voz masculina.

—Tranquilo, yo hablaré con él —responde Astaroth.

El creador de dungeon, "Sommerfield" es un hombre de baja estatura, cuerpo delgado y tes pálida. Su largo cabello cae sobre sus hombros —de color blanco—, él es el demonio más débil de todos, pero, su habilidad de crear dungeon es vital para el resurgir de los demonios.

—Es mejor aprovechar el momento y asesinar a la mayor amenaza de Lord Irineo —dice Astaroth.

—Bueno, podemos enviar a Damneto y compañía —responde Sommerfield.

—Buena idea —comenta el pelinegro.

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—¿Por qué sólo nosotros? —cuestiona Rin.

Elías y su grupo avanzan por unas escaleras iluminadas por unas pocas antorchas.

—Muy simple. Para evitar pérdidas inútiles —comenta la ahora chica viendo como el dungeon se transforma.

Moviendo las escaleras e intercambiando habitaciones, los lugares dónde están parados se separan y llevan a distintas habitaciones, cada una con un demonio, con excepción de la de Rin, pues, en ella se encuentran dos.

Elías mira de frente a un sujeto de cabello negro y puntiagudo, con un ceño aparentemente fruncido. Viste una chaqueta gris de cuero que deja su abdomen al descubierto, unos pantalones del mismo material y de color negro. Unos caninos que sobresalen de sus labios.

—Supongo que estoy en serios problemas —comenta Elías sudando.

Pecados capitales—Subordinado: Balaam "El creador".

Balaam materializa una lanza en sus brazos. Elías se pone en guardia mientras comienza a mirar todo su alrededor.

—No creas que por estar maldito te tendré compasión, Elías Asmoth —dice Balaam con su voz gruesa.

—.......no esperaba nada —responde la pelinegra.

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Damneto choca sus puños y un pelaje grisáceo comienza a poblar todo su cuerpo, su tamaño también se incrementa mientras sonríe de forma engreída.

—Un hombre lobo, ¿Huh? —dice Gilbert.

El canoso se planta firme frente al demonio de alto rango.

Damneto carga contra el humano, quién lo esquiva simplemente apartándose a un lado. Gilbert lanza una patada al rostro de Damneto, pero, éste apenas lo siente.

El hombre lobo sonríe y toma al humano de la pierna, estrellándolo contra el suelo en repetidas ocasiones y lugares.

Viendo la diferencia de fuerza, Gilbert entendió la desconfianza de Elías y eso que estos ni siquiera son parte de las fuerzas principales del enemigo.

La idea de perder a un compañero e incluso a un amigo fue lo que más le aterrorizó, pues viendo sus actuales circunstancias, es un hecho más que probable.

En medio del aire, Gilbert juntó fuerza en su pierna y con su talón impactó el hocico de Damneto, enviándolo ligeramente por los aires y provocando que lo soltara.

"Ir de frente sería un suicidio" pensó el canoso, tratando de buscar una solución a su actual problema. Viendo como la habitación dónde están es sostenida por varias columnas.

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