Capítulo 11: Castigo

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Desperté a media noche con mi estómago reclamando alimento. Baje a la cocina con cuidado por un bocadillo asegurándome de que ya Mike no se encontrara en mi casa.

Le agradecí a Dios cuando observé la sala vacía, muchas veces se había quedado durmiendo en el sofá anteriormente.

Después de asaltar la nevera, volví a subir tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a mis padres.

Al entrar en mi habitación me acomode en la cama pero ya no tenía sueño, así que me dedique a mirar el techo pensando un rato en todo lo que había pasado ese día, los besos y las caricias. Preferí recordar cada momento que pasé con Noah, antes que recordar la razón por la cual lo tuve que acompañar a casa.

Sus ojos y su boca, estaban haciendo cosas extrañas en mí. Se estaba volviendo una costumbre quedarme dormida pensando en Noah, supongo que no había nada mejor que imaginar o soñar con él. Al final mis fantasías finalmente se estaban pareciendo a mi realidad.

Desperté ya descansada y satisfecha, era domingo así que me encogí de hombros al pensar en que no había nada que hacer hoy. En un domingo normal Mike nos llevaría a las chicas y a mí al centro comercial, a ver una película o simplemente nos quedaríamos en casa jugando video juegos, viendo una película o haciendo cualquier cosa que se nos ocurriera, incluso cocinar.

Después de asearme decidí lavar la camiseta de Susan.

Encontré a mi madre en la cocina preparan unos huevos revueltos.

Me serví cereal en un tazón llevándolo a la mesa. Estaba muerta de hambre, ese bocadillo nocturno no había llegado a mi estómago.

Mi mamá se sirvió y se sentó frente mí, dándome una mirada severa. Estaba enojada y tenía toda la razón de estarlo.

-¿Dónde pasaste todo el día de ayer? - preguntó con su voz de interrogatorio. Muchas veces le había dicho que debió de ser detective. Seguramente en el FBI la amarían.

-Salí a caminar y me encontré con una amiga, fuimos a su casa a charlar un poco. -Intenté narrar la historia falsa lo más parecido a la verdadera. - Pero me quede dormida y a ella le dio pena despertarme, dijo que parecía muy cansada. - Era mejor cambiar a Noah por su hermana, así mi madre no estaría tan molesta. -Apenas desperté me vine para la casa.

- ¿Qué hay de Mike? - preguntó dando justo en el clavo.

Las madres y su sexto sentido.

-¿Qué hay de qué?- Trate de hacerme la desentendida.

-Estuvo todo el día de ayer esperándote, cuando llegaste ni siquiera volteaste a ver al pobre.

Pobrecito el nene, pensé con ironía.

-No lo vi. - Intenté sonar lo más sincera posible.

-No te creo. - Enarcó una de sus cejas.- ¿Se pelearon?

- Algo así. - Solo me miró en silencio esperando a que prosiguiera. De repente me sentí mal engañando a mi mamá y decidí ir con la verdad por delante, había aprendido mucho tiempo atrás que no ganaba nada mintiéndole a mi madre. - Él y sus compañeros del equipo de fútbol golpearon a un chico, que era el capitán del equipo que les gano en la final.- La imagen de Noah lastimado y en el piso apareció en mi mente, no pude evitar que mis ojos se humedecieran.-Lo dejaron horrible, mamá, sino hubiera intervenido probablemente habría terminado en el hospital.

Parecía sorprendida, negó con la cabeza.

- ¿Mike hizo eso?- Abrió los ojos como plato.

-Yo lo vi.- Mi voz fue seca, sin sentimientos.

Por un partidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora